Esta es la consulta para hoy: En la historia que Jesús contó acerca del hombre rico y el mendigo Lázaro, la Biblia dice que ambos murieron y el mendigo fue al seno de Abraham, y el rico a un lugar de tormento. En 1 Tesalonicense dice que los muertos en Cristo resucitarán primero. Teniendo esto en mente ¿Están los muertos en la tumba en un lugar de descanso esperando ser condenados, los que murieron siendo incrédulos, o ser resucitados los que murieron siendo creyentes?

La muerte física, según la Biblia es la separación entre la parte material, el cuerpo y la parte inmaterial, el alma y espíritu. El cuerpo de toda persona que muere físicamente, independientemente de si la persona es o no creyente, retorna al polvo, en el lugar donde el cuerpo sin vida sea depositado. Por contraste, si la persona es creyente, su alma y espíritu va inmediatamente a la presencia del Señor. 2 Corintios 5:6-8 dice: Así que vivimos confiados siempre,  y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo,  estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos,  no por vista); pero confiamos,  y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo,  y presentes al Señor.

Por otro lado, si la persona no es creyente, su alma y espíritu va inmediatamente a un lugar de tormento en fuego, llamado Hades, como dijo el Señor Jesucristo en la historia del rico y Lázaro. Lucas 16:23 dice: Y en el Hades alzó sus ojos,  estando en tormentos,  y vio de lejos a Abraham,  y a Lázaro en su seno.

La existencia de los creyentes a partir de su muerte es incorpórea en el cielo. La existencia de los incrédulos a partir de su muerte es también es incorpórea, pero en el Hades. Pero esto no es el fin de todo, porque la Biblia enseña que todos los muertos resucitarán, tanto los creyentes como los incrédulos, aunque en tiempos diferentes. Los creyentes resucitarán el momento del arrebatamiento. Note lo que dice 1 Tesalonicenses 4:16  Porque el Señor mismo con voz de mando,  con voz de arcángel,  y con trompeta de Dios,  descenderá del cielo;  y los muertos en Cristo resucitarán primero.

La resurrección no es lo mismo que la reencarnación o la restauración. La resurrección es la obra sobrenatural de Dios por la cual crea un nuevo cuerpo, un cuerpo glorificado para el creyente que ha muerto. Con estos cuerpos glorificados los creyentes estarán eternamente con el Señor. Los creyentes que estén vivos cuando ocurra el arrebatamiento, serán transformados en un abrir y cerrar de ojos, y como resultado recibirán cuerpos glorificados para morar ellos también con Dios eternamente en el cielo. Por otro lado, todos los incrédulos muertos resucitarán como mil años después de la resurrección de los creyentes, con el único propósito de presentarse ante el Señor en el juicio del gran trono blanco, para oír el veredicto condenatorio de Apocalipsis 20:15 donde dice: Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

A partir de este momento, los incrédulos muertos, con cuerpos resucitados indestructibles recibirán castigo eterno en el infierno. Esto es lo que la Biblia enseña sobre la existencia después de la muerte física tanto para los creyentes como para los incrédulos.