“¡Dios levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos! Proverbios 31:8-9
El mundo de nuestras relaciones es un universo de experiencias. Algunas placenteras, confiables y seguras; otras atravesadas por la incomodidad, la desconfianza y el maltrato. La Biblia nos relata historias tremendas que nos remontan desde siglos atrás hacia lo más contemporáneo y cotidiano.
Una de ellas es la de un particular rey llamado Saúl. Era hermoso físicamente, atractivo en su personalidad, inteligente, poderoso y convincente; pero detrás de esa fachada se escondía una versión perversa, violenta y asesina.
¿Es esto posible?, ¿dos versiones en una misma persona? ¡Lo fue en el 1103 antes de Cristo y lo sigue siendo en pleno siglo XXI! El objeto de su hostilidad era su propio sucesor, David, quien había entrado sirviéndole como músico para calmar sus iras y tuvo que salir huyendo porque la furia hacia él ponía su vida en extremo peligro.
Muchas personas padecen relaciones como éstas. Quedan presas de otras que son aparentemente muy respetables, inteligentes y correctas; pero manipulan y usan a los demás sólo como objetos para sí mismos. Su egocentrismo y narcisismo son su única fuente de alimento.
Todo es en función de ellos mismos. Su sed de poder pone en peligro cualquier afecto positivo hacia los demás y terminan maltratando a cualquiera que se oponga en su camino. David, lo sufrió y salió corriendo del palacio para salvar su vida. Quizá tú también estés cercado en alguna relación de este tipo. Ya sea en tu trabajo, en tu familia o en algún círculo religioso o de amigos.
¡Cuida tu corazón porque de él mana la vida! No fuimos creados para ser sometidos sino para ser libres, auténticos y para desplegar lo mejor de nosotros mismos en relaciones que nos ayuden a crecer. Salir de estos círculos es lo más sano que nos puede suceder. Poner límites a relaciones de uso y abuso es nuestro derecho y nuestra responsabilidad. Las relaciones son para compartirlas participativamente y no para imponerlas verticalmente.
Pensamiento del día:
El amor a la libertad es amor al prójimo; el amor al poder es amor a sí mismo.