Una de las grandes palabras inclusivas de la Biblia es la palabra “gracia”. En su sentido etimológico proviene del vocablo griego charis, del cual derivan nuestras palabras castellana “caridad”, “caritativo” y “carisma”. Básicamente denota la idea de algo o alguien con empatía, con misericordia, alguien que no se puede quedar pasivo ante la desgracia ajena. Cuando esa palabra se aplica a Dios y a su Hijo Jesús en su obra redentora a favor nuestro, toma un calibre mucho más valioso aún. La gracia apareció cuando Cristo nació. Se manifestó cuando Cristo salió a hacer el bien. Se mostró cuando Cristo se hizo pobre. Se da a conocer cuando se ofrece la salvación. Se concede cuando alguien cree el evangelio. Se comunica cuando el Espíritu Santo pasa a residir en cada creyente. Se hace patente cuando un pecador se salva. Se aplica cuando se nos justifica. Se nota cuando confesamos que somos débiles. Es nuestro alimento cuando crecemos. Se administra cuando nos humillamos. Nos llegamos a ella cuando nos acercamos al trono de Dios. La empleamos cuando servimos a Dios. Se disfruta cuando hablamos como Cristo habló. Se nos ministra cuando escuchamos la Palabra de Dios. Se apropia cuando entendemos más de nuestro Salvador. ES UNA CITA? FALTA REFERENCIA
Como para entender un poco más este concepto te invito a considerarlo desde su lado negativo. Porque existen, hoy en día, personas carentes de gracia y por ende carentes de mostrar gracia en sus acciones ya que no se puede dar lo que no se tiene. Entonces aparece el desgaste en las relaciones interpersonales, respuestas ácidas que corroen matrimonios, abuso sicológico, maltrato verbal, palabras que golpean en lugar de construir y que hieren en lugar de sanar… Ése es nuestro mundo, el tuyo y el mío. Andamos despacio, como en un campo minado, por miedo a salir lastimados en la próxima explosión. Es que salimos a la calle cada nuevo día cargando dinamita en nuestras mochilas. Así estamos porque así somos.
Si dejáramos, si permitiéramos que el Dios de toda gracia nos llene de su amor, seríamos personas bendecidas y de bendición, y lo más interesante es que los primeros beneficiados seremos nosotros mismos. ¡Haz la prueba!
Pensamiento del día: El evangelio es Su Gracia sobre mi desgracia.