“El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él.” Juan 11:9-10
¿Te pusiste a pensar por qué las gradas de una sala de cine son discontinuadas?… Ninguna de ellas es igual ala la otra.
Algunas más anchas, otras más angostas, algunas más altas y otras, menos. Es que intencionalmente están diseñadas así para que los que las transiten lo hagan con extrema precaución.
Es sabido que esas salas mayormente están con casi nada de luz, atestadas de gente, con estrechos pasillos, y los que ingresan, casi siempre van concentrados en sus grandes bandejas de snacks, intentando mantener el equilibrio de sus vasos de gaseosas y sus sandwichs adquiridos antes de ingresar.
De lo contrario, todos subirían apresuradamente y de memoria, calculando dónde apoyar el próximo pie y… ¡El desastre está a las puertas! Si has tenido la posibilidad de viajar a la antigua ciudad santa, sabrás que las ruinas de las gradas que suben a la explanada donde siglos atrás estaba construido el tempo de Jerusalén también son diseñadas siguiendo el mismo patrón.
Es que no se debe subir apurado a la presencia del Señor ni acostumbrado. La adoración de memoria no le agrada a Dios. Es una relación fresca y pausada la que nos llena el alma de su presencia y la que nos hace salir del momento de la comunión enriquecidos.
En otro orden de cosas la vida se asemeja mucho a esta escalinata. Transitas por ella con tu “bandeja” de cosas, intentando hacer equilibrio con lo que llevas encima de ella.
Hijos, trabajo, cónyuge, salud, sueños… Es Dios quien intencionalmente dispone experiencias siempre nuevas y diferentes a nuestro paso a modo de nuevos peldaños, como para que estemos atentos de dónde pisamos.
Un antiguo coro infantil decía: “Cuida tus pies, cuida tus pies, dónde van.” Etapas diferentes, situaciones inesperadas, segmentos de nuestra existencia que se presentan incongruentes… Todo sirve para mantener la concentración mientras dure la escalada hasta Su presencia.
Pero lo más importante es que todos esos peldaños de nuestra existencia están aprobados, calculados y diseñados por Dios para nuestro bien.
Así que, caminemos seguros pero no confiados, no distraídos, viendo bien… No sea que hagamos el ridículo tropezando y cayendo ante todos, viendo rodar cuesta abajo lo que estaba sobre la bandeja.
Pensamiento del día:
La vida es un juego de equilibrio, anda despacio.