“Confortará mi alma” Salmo 23:3
Otra imagen que el rey David nos regala de su propia experiencia con Jesús es la de este Pastor de ovejas que: “Conforta el alma” Y si leemos el texto traducido del hebreo al castellano, el verbo está en presente, pero si buscamos en el original la acción es continua.
Conforta y seguirá confortando. Ahora bien, aquí deja atrás la descripción física de una oveja que encuentra agua, comida y guía de parte de Su pastor, para profundizar en esta relación que alcanza también la intimidad del alma. Dice que este buen pastor, conforta, da aliento, renueva las fuerzas, restaura repara o restablece.
Todas estas palabras están abarcadas en la idea de confortar.
Cuando refiere al alma podemos pensar también en el ser total, la vida integralmente o el aliento de vida. Expandir los dos términos que utiliza, en otros iguales, nos abre el entendimiento aún más.
Dicen los expertos en ovejas que cuando una de ellas se abate es ahí el momento en el que su pastor debe confortarla para que no muera. Una oveja se abate cuando cae de patas hacia arriba. Por ser un animal algo torpe en su motricidad no puede por sí misma levantarse como lo haría un gato o un perro.
Si no hay alguien que la vuelva al estado anterior y la vuelque hacia arriba, ese animal morirá en poco tiempo.
En nuestras vidas, el abatimiento puede derribarnos.
¡Cuántos momentos sientes que el mundo ha quedado de patas arriba y tú con él! Caes por diversos motivos. Te desanimas, te agotas, te deprimes o sientes que ya nunca las cosas volverán a ser como eran antes de ese decaimiento. Sin embargo, la obra de Jesús, nuestro Pastor, es de restauración, de renovación de fuerzas y de levantarnos de nuestras caídas para llevarnos al estado original en el que estábamos.
Pensamiento del día:
Devuelve tu identidad capturada por el desánimo hacia una nueva fuerza y renovación.
“Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas a quien no tiene ninguna”