Vamos a dar lectura al pasaje bíblico que se encuentra en Juan 20:22-23. Para tomar en cuenta el contexto leamos desde el versículo 19. La Biblia dice: Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros.

Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.

Y habiendo dicho esto,  sopló,  y les dijo:  Recibid el Espíritu Santo.  A quienes remitiereis los pecados,  les son remitidos;  y a quienes se los retuviereis,  les son retenidos.

El Señor Jesús acababa de resucitar. En estas condiciones tuvo un encuentro con algunos de sus discípulos. Fue a ellos a quienes dirigió esas palabras: Recibid el Espíritu Santo. Esta declaración se puede entender de dos posibles maneras. La primera, en el sentido que se trataba de una promesa que halló su cumplimiento unos 40 días más tarde, en el día de Pentecostés. La segunda, en el sentido que se trataba de una presencia temporal del Espíritu Santo, hasta la presencia permanente del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, con la finalidad de que los discípulos tengan poder para enfrentar los hechos que estaban por enfrentar. En cuanto a esto de remitir pecados, efectivamente, remitir significa perdonar. Remitir pecados significa perdonar pecados. Lo que se debe tomar en cuenta es lo que dice Marcos 2:1-7 Leo: Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa.

E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro.

Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico.

Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.

Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así?  Blasfemias dice.  ¿Quién puede perdonar pecados,  sino sólo Dios?

Allí lo tiene. Sólo Dios tiene potestad para perdonar pecados. El Señor Jesús es Dios y por tanto está en capacidad de perdonar pecados. Entonces ¿Qué quiso decir el Señor Jesús cuando dijo a sus discípulos a quienes remitieres los pecados, les son remitidos, y a quienes se los retuviereis, les son retenidos? Lo que significa es que los discípulos del Señor Jesús tienen toda la autoridad para declarar que si alguien recibe a Cristo como Salvador, sus pecados son perdonados por Dios y si alguien rechaza a Cristo como Salvador, sus pecados no son perdonados por Dios y por tanto le espera una eterna condenación.