La piratería, como se lo conoce en muchos países latinoamericanos es una práctica ampliamente aceptada que sin embargo es contraria a la ética cristiana. No sólo se copia y se vendan a menor precio la música cristiana, sino también la música secular, los videos, los programas de computación, los libros, las revistas, las medicinas, los repuestos de autos, las prendas de vestir, los perfumes y tantas otras cosas más. Este negocio ilegal genera miles de millones de dólares de ganancias deshonestas, lo cual permite sobornar a las autoridades que deberían ejercer los debidos controles. La piratería es contraria a la ética cristiana por varias razones, dentro de las cuales, al menos podríamos mencionar las siguientes: Primero, porque afecta a los que con mucho sacrificio componen o interpretan o producen determinado producto. Imagine un cantante cristiano, por ejemplo, quien ha creado y cantado hermosas alabanzas y las graba en un disco compacto, y lo pone a la venta a un precio que le permita recuperar lo que ha invertido además de una ganancia razonable. Pero sucede que casi inmediatamente alguien copia el CD y comienza a venderlo a una mínima fracción de su valor original. La gente sin escrúpulos se ve en la disyuntiva de pagar lo que realmente vale el CD o pagar una fracción por ser un CD pirata. ¿Qué decisión cree que va a tomar? Por supuesto. Va a comprar lo más barato y de esa manera va a defraudar al compositor o al cantante. Segundo, porque quebranta las leyes de propiedad intelectual que están vigentes en todos los países. Todo país tiene leyes que protegen la propiedad intelectual y cuando alguien viola esas leyes al copiar sin autorización determinado producto está yendo en contra de las autoridades establecidas por Dios. Romanos 13:1-2 dice: Sométase toda persona a las autoridades superiores;  porque no hay autoridad sino de parte de Dios,  y las que hay,  por Dios han sido establecidas.  De modo que quien se opone a la autoridad,  a lo establecido por Dios resiste;  y los que resisten,  acarrean condenación para sí mismos.

En tercer lugar, la piratería es contraria a la ética cristiana, porque como bien ha dicho, se trata de un fraude. Hablando a los siervos, note lo que les dijo Pablo, según Tito 2:10: no defraudando,  sino mostrándose fieles en todo,  para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.

Los creyentes no debemos defraudar a nadie. El engaño no debe ser parte de la conducta de los creyentes. 1 Pedro 2:1 dice: Desechando,  pues,  toda malicia,  todo engaño,  hipocresía,  envidias,  y todas las detracciones,

De manera que, la piratería de cualquier tipo es una ofensa a las personas que tienen el derecho de propiedad intelectual, es una ofensa a las autoridades establecidas por Dios y es una ofensa a Dios mismo. No está por demás mencionar que peca no sólo el que vende algo que ha copiado sin permiso, sino también el que compra algo que ha sido copiado sin permiso. El viejo adagio según el cual, si todos lo hacen entonces no debe ser malo, no debe ser un justificativo para fomentar la piratería.