Si alguna vez has tenido que presentarte en un grupo, seguramente has dicho en primer lugar tu nombre; pero luego has agregado a qué te dedicas, cuántos años tienes y si tienes hijos o no, Etc. Etc. Como que no alcanza solamente con pronunciar nuestro nombre, para poder explicar quiénes somos en verdad. Sin embargo, Dios no hizo esto. Una historia muy conocida del antiguo Testamento es la de Moisés. El hombre que siendo hebreo fue criado como un egipcio, hasta que se apropia de su verdadera identidad y se convierte en el mayor líder de todos los tiempos, sosteniendo un éxodo por 40 años por el desierto hasta la tierra prometida. Una escena, al inicio de su llamamiento, ocurre en Madián junto a una zarza que ardía fuego en medio de la nada. Allí oye la voz de Dios que le encomienda la tarea liberadora. Ante su confusión y temor, Moisés responde que no sabía bien cómo comunicar al pueblo, quién era que lo encomendaba. Y… ¿cómo se presenta Dios? Diciendo: “Diles que el gran YO SOY te envía”. Esta fue la perfecta presentación de Dios. YO SOY , que no es igual a YO HE SIDO o YO PODRIA HABER SIDO, mucho menos “YO FUI”. Este YO SOY implica que Él no tiene principio ni fin. Es eterno. No fue Creado, porque es el creador de todas las cosas. No tiene límites porque es infinito y no tiene dueño pues es Señor de todo.
¿Quién es Dios para ti? Nuestras mentes finitas no llegan a dimensionarlo completamente. En los tiempos de Jesús, muchos religiosos se sentían ofendidos cuando Jesús se refería a sí mismo como el YO SOY. No podían comprender la Unidad de Dios Padre y de Dios Hijo. Y es por eso que, a lo largo de su peregrinaje, Jesús tiene que explicar una y otra vez, Quién era por medio de comparaciones. Él dice: YO SOY la LUZ, la VIDA, el PAN DE VIDA, la PUERTA AL PADRE. El CAMINO, la VERDAD, El PASTOR y la VID. ¡Vale la pena conocerle, porque en Él tenemos todo lo necesario!
Quien a Dios tiene, nada le falta, solo Dios basta. (Santa Teresa de Jesús)