“Hay un rumbo seguro y de alguna manera posible…de manera que habrá que encontrar ese rumbo y empezar a recorrerlo” …Así comienza un libro famoso llamado: El camino del encuentro.

Pensar en los caminos de nuestras vidas es un tema importante. Muchas canciones, poemas y pensadores han filosofado con respecto a los modos y estilos de elegir los caminos por donde andar en la vida. Cada uno de nosotros, sin percibirlo, instante tras instante vamos delineando una ruta que tiene meta de llegada. Decisiones trazan nuestros destinos.

Elecciones acarrean de una forma u otra, consecuencias que tendremos que enfrentar cuando el tiempo pase. Si miras hacia atrás tu propio mapa de ruta, seguramente descubrirás algunos caminos por donde nunca más pasarías si pudieras volver a elegir.

Otros los recorrerías nuevamente porque fueron agradables y dejaron buenos recuerdos y mejores resultados. De una u otra manera, de esto se trata la vida: De andar por el camino que nuestras propias decisiones van trazando y hacernos responsables de ello.

Por eso Jesús, enfrentó a la humanidad con esta verdad. En sus profundos sermones de sabiduría, habló de la vida comparándola con dos caminos y dos puertas: La puerta estrecha, el camino angosto y la puerta ancha y el camino espacioso.
Lo que estaba enseñando de manera comparativa era que tenemos delante nuestro a la vida como dos posibilidades. Una es muy cómoda, muy fácil y amplia. Cualquier creencia y filosofía entra en ella para guiarnos con sus “Verdades” Todo vale: Cree tú lo tuyo y yo lo mío y respetémonos que está todo bien. Es el camino donde cada uno vive a su manera y sin tener en cuenta las rutas que Dios trazó para la humanidad. Parece seductora esta zona de libertad, permisos y pocas exigencias.

Pero lo llamativo es que Jesús dice, que esta puerta nos lleva a la perdición. Sin embargo, contrapone otra posibilidad cuando habla de una puerta estrecha y un camino angosto.

Este lleva a la vida y pocos son los que lo hallan. Ese camino es Jesús. La cruz es la puerta de entrada a una vida arrepentida y renovada por Él.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Cuando el camino es el correcto, el destino es seguro