Mi consejo es que, en primer lugar, ore mucho por su esposo, pidiendo al Señor que toque su corazón para que tenga un avivamiento en su vida y vuelva a tener el deseo de servir con fidelidad al Señor. En segundo lugar, me gustaría aconsejarle que hable mucho con su esposo, tratando de identificar la razón para este enfriamiento en el servicio al Señor. Debe haber algo en la vida de su esposo que le ha arrastrado a esta situación. Tal vez algún pecado, tal vez algún problema en la iglesia local donde estaban sirviendo. Inclusive, con la guía del Espíritu Santo, indague si su esposo realmente recibió por la fe al Señor Jesucristo como su personal Salvador, porque no son pocos los casos cuando personas piensan que son del Señor, pero jamás han tomado la decisión de recibir al Señor Jesucristo como su personal Salvador y por tanto todavía están muertos espiritualmente, a pesar que leían la Biblia, iban a la iglesia, servían al Señor y tantas otras cosas más. Obviamente, si identifica que su esposo jamás ha recibido a Cristo como su Salvador, debe mostrarle con la Biblia como hacerlo con la finalidad de que tome esta decisión importante. En tercer lugar, le aconsejo que se esfuerce por ser una excelente esposa. Yo sé que no es sencillo ser una excelente esposa cuando su esposo  no actúa como un esposo creyente, pero a pesar de eso, debe esforzarse por cumplir con todo lo que la Biblia orden a una esposa. En cuarto lugar, le aconsejo que ponga en orden sus prioridades. Como mujer casada, lo más importante es el Señor, su comunión personal con él por medio de conocer su palabra y por medio de la oración. Esta es su primera prioridad. Después, su prioridad es su esposo. Sométase a él como Dios ordena en su palabra, ámelo, respételo y todo lo demás que dice Dios en su palabra. Después, su prioridad son sus hijos, si los tiene. Después, su prioridad es su servicio al Señor, en la iglesia local. Después viene cualquier otra actividad personal. Jamás ponga el servicio al Señor antes de su devoción al Señor, de su compromiso con su esposo, de su responsabilidad con sus hijos. Su consulta es si debe abandonar a su esposo para seguir sola en el servicio al Señor. Al respecto le diré que jamás será la voluntad del Señor que una esposa abandone a su esposo por cualquier causa. 1 Corintios 7:10 dice: Pero a los que están unidos en matrimonio,  mando,  no yo,  sino el Señor:  Que la mujer no se separe del marido;

El consejo es que, respetando las prioridades señaladas, sirva en lo que pueda en la iglesia local, confiando en el Señor que en algún momento su esposo también estará dispuesto a servir al Señor junto a usted.