Para mí, aunque me auto critique; hay dos palabras que son equivalentes: “enojo = necio”. No quiero decir que todo el que se enoja es tonto, no para nada; ya que a veces uno se enoja por cosas justas. Pero el apresurarse a enojar sin ver todo el panorama o sin considerar todo y actúa impulsivamente, demuestra que su falta de control o domino propio es reflejo de la necedad en su vida.
Una vez una persona me dijo: “es que cuando me enojo, digo tonterías”. Para mí esta no era una razón o justificación a su comportamiento. Decir sin pensar o reaccionar sólo por enojo muestra cuánto necesitamos de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. Para lograr mayor impacto suyo en nosotros debemos acercarnos a Él, un café este día, unos minutos en su presencia, es un buen comienzo.
¿Te irritas fácil?, ¿puedes identificar qué te hace perder el control?. Busca ayuda.