Él: “Déjalo ir”.
Ella: ¨Pero lo Amo¨.
Él: ¨Pues Ámalo ¨.
Ella: ¨Pero lo extraño”.
Él: “Pues extráñalo. Cada vez que pienses en él, mándale Amor y Luz. Después deja ir el pensamiento. Tienes miedo de dejarlo ir porque después estarás sola.

Pero esto es lo que tienes que entender, si despejaras todo ese espacio que ocupas en tu mente por obsesionarte con él, tendrías una puerta y…. ¿Sabes qué haría el universo al verla?…

Colarse. Se colaría y te llenaría del Amor más hermoso que jamás hayas podido conocer. Así que deja de estar usándolo a él para bloquear esa puerta. Déjalo ir de una vez”…

Este es un fragmento de la novela autobiográfica de Elizabeth Gilbert. Luego de un divorcio traumático, que la deja en plena crisis emocional y espiritual, decide recorrer el mundo y empezar de nuevo. Así va relatando a modo de bitácora dicha experiencia.

Si bien el fragmento es de novela, muchas veces también nuestro corazón está ocupado por amores que se convierten en obsesiones.

Nos hacemos a la idea de que no podemos vivir sin ellos y que dejarlos ir es perdernos a nosotros mismos. Celos, obsesiones y manipulaciones enfermas aparecen detrás de estos modos patológicos de entender el amor en las relaciones.

De esa manera las puertas se bloquean y se hace imposible que lo nuevo encuentre lugar. “El Amor más hermoso”, el Amor perfecto es el de Jesús. Por eso, la Biblia no se equivoca cuando nos recuerda que nos conviene amar al SEÑOR con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas. Otras pasiones pueden fallarnos, pero Su Amor es inalterable y verdadero.

Darle lugar implica, abrir la puerta. Nuestros apegos obsesivos tienden a empobrecer la experiencia de vida. Damos el centro a ciertas relaciones que creemos indispensables y giramos alrededor de ellas aferrándonos de manera compulsiva, absorbente y asfixiante.

Pero terminamos asfixiados nosotros mismos y perdemos la oportunidad de encontrar en el Amor Verdadero, el de Jesús, la única satisfacción perfecta.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

“Un amor obsesivo parece ser un gran amor, no porque sea grande sino porque ocupa todo nuestro espacio”