El Antiguo Testamento ordena entregar a Dios dos diezmos completos y otro más cada tres años. Es decir que, por obligación, todo Israelita tenía que dar a Jehová el 23.33% de sus ingresos. Así que no es correcto pensar que los Israelitas daban solamente el 10%, o el diezmo, de sus ingresos. Además de esto, la Ley de Moisés contemplaba entregar a Jehová las primicias, lo cual significa la mejor parte de la cosecha, el ganado, y todo lo demás. A Jehová no se le debían dar las sobras, o lo que ya no sirve, sino lo mejor. Y como si eso fuera poco, sobre todo lo dicho, los Israelitas entregaban ofrendas voluntarias. Por otro lado, el pacto en el cual los Israelitas tenían que dar a Jehová todo lo expuesto, era un pacto muy inferior al pacto en el cual estamos hoy en día, porque el pacto en el cual estaos hoy en día es un pacto con mejores promesas, un pacto sellado con la sangre preciosa del Señor Jesucristo, quien murió en la cruz del Calvario. Si en al antiguo pacto, los Israelitas entregaban a Jehová dos diezmos completos por año y uno más cada tres años, y las primicias, y las ofrendas voluntarias, ¿piensa que, en el nuevo pacto, nuestro dar al Señor debería ser menos o de menor calidad? Yo personalmente creo que no. Por eso es que, en el Nuevo Testamento, Dios deja en libertad al creyente para dar una ofrenda de corazón, no por obligación, sino como una respuesta de gracia a la gracia demostrada previamente por Dios al habernos dado a su Hijo el Señor Jesucristo. Esto ha movido a algunos creyentes, a dar al Señor el 15 o 20 o 30 o 40 o 50 o hasta el 90 por ciento de sus ingresos. Esto es muy diferente a dar el diezmo y esto es a lo que conduce el ofrendar siguiendo los principios del Nuevo Testamento. Pero si se insiste en el diezmo hoy en día, entonces los hermanos podrían llegar a pensar que con tal de entregar el 10% de sus ingresos ya han cumplido con el Señor, pero eso ni siquiera es la mitad de lo que por obligación daban a Jehová los Israelitas en el Antiguo Testamento, aunque la triste realidad es que una gran mayoría de creyentes ni siquiera llega a dar el 10% de sus ingresos. Si no estoy equivocado, existen estadísticas en cuanto a que los creyentes dan en promedio apenas del 3 al 4% de sus ingresos, y un buen número de hermanos en la fe no da nada al Señor. Son una minoría los que llegan a dar el 10% y menos aun los que superan esa cifra. Esta es mi convicción, compartida por muchos hermanos en la fe, y ciertamente rechazada por algunos otros. Si está de acuerdo, Amén. Si no está de acuerdo, respeto su convicción. Que Dios le guíe a formar su propia convicción al respecto.