Qué tal si leemos Romanos 3:9-12. La Biblia dice: ¿Qué,  pues?  Somos nosotros mejores que ellos?  En ninguna manera;  pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles,  que todos están bajo pecado.

Como está escrito:

No hay justo,  ni aun uno;

No hay quien entienda.

 No hay quien busque a Dios.

Todos se desviaron,  a una se hicieron inútiles;

 No hay quien haga lo bueno,  no hay ni siquiera uno.

Pablo, el apóstol, autor humano del libro de Romanos, ha demostrado que tanto judíos como gentiles, todos están bajo pecado. Esto concuerda absolutamente con el testimonio de la palabra de Dios en varios pasajes del Antiguo Testamento en los cuales Dios declara que no hay justo ni aun uno. Nadie, absolutamente nadie puede decir que ha nacido justo o que es justo, o que nunca ha hecho nada malo. Dios dice: No hay ni siquiera uno. Pero lo maravilloso de Dios es que Él puede transformar a hombres injustos en hombres justos. Para eso es necesario recibir por la fe al Señor Jesucristo como Salvador. Hablando de esto, Pablo dijo lo siguiente, según Romanos 5:19. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno,  los muchos serán constituidos justos.

Según esto, habemos muchos justos. Somos todos aquellos que hemos confiado en Cristo como nuestro Salvador y, en consecuencia, hemos sido constituidos justos, por la fe en Él.

Así que, el Señor Jesucristo es justo, pero como decía, habemos muchos otros que le hemos recibido como Salvador y hemos llegado a ser justos a los ojos de Dios. Como tales, gozamos de un privilegio sin igual. Según Efesios 1:4, los creyentes fuimos escogidos en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él. Por ser justos, nos espera un destino maravilloso junto a Dios una vez que salgamos de este mundo. Enoc también fue hecho justo por su fe en Dios. Hablando de él, note lo que dice Génesis 5:24 Caminó, pues Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. Enoc nació pecador, pero en algún momento fue hecho justo por la fe, y Dios le otorgó una bendición que no ha dado a todos, me refiero a ser llevado al cielo sin que pase por la muerte. Enoc es el prototipo de los creyentes que estarán vivos cuando ocurra el arrebatamiento, porque ellos también serán llevados al cielo sin haber experimentado la muerte física. Lo mismo podemos decir de Elías el profeta. Los dos anteceden a los muchos que serán llevados al cielo en el arrebatamiento sin haber experimentado la muerte física. El Señor Jesús fue ascendido a la gloria de su Padre, porque allí estuvo desde la eternidad pasada. Enoc y Elías fueron llevados al cielo, y todos los creyentes seremos llevados al cielo, no por haber estado allí desde la eternidad pasada, sino porque hemos sido hechos justos por haber confiado en la persona y obra del Señor Jesucristo, a quien hemos recibido como nuestro personal Salvador.