Un padre y un pastor. La realidad del mundo es que  muchos padres no pueden guiar ni pastorear el corazón de los hijos. Jacob pasó por muchos problemas, pecados y decisiones malas y buenas. Pero lo que aprendió a lo largo de su vida fue que sólo en Dios podía encontrar su fortaleza y felicidad. Él guió a sus hijos a la santidad, aun cuando parecía que ellos habían decidido mal y como él cometieron muchos pecados, de todo tipo.

El consejo y guía de un padre fue: “quiten los dioses, límpiense y cambien de ropa”. Es interesante porque a veces mostramos a quien servimos con lo que usamos; nos identificamos con colores, estilos y modas. Pero para honrar a Dios debemos estar limpios de todo eso y vivir bajo su mano. Examina hoy tu vida si hay algo que debes dejar, ¿cómo guías  a otros?. Conversa con Dios en su presencia.