Gracias al Señor por la oportunidad que le ha dado de servirle en el grupo de alabanza y adoración. Su preocupación se origina en el hecho que a su parecer algunos hermanos no están sintiendo la unción del Espíritu. En cuanto a esto, me gustaría hacerle una pregunta para invitar a la reflexión. ¿Qué es la unción del Espíritu? ¿Cuál es su respuesta? Ahora compare su respuesta con que dice el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento afirma que la unción del Espíritu es la presencia del Espíritu Santo en la vida de un creyente, capacitándolo para discernir la verdad del error. Preste atención a lo que dice 1 Juan 2:26-27: Os he escrito esto sobre los que os engañan.  Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros,  y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe;  así como la unción misma os enseña todas las cosas,  y es verdadera,  y no es mentira,  según ella os ha enseñado,  permaneced en él.

Según esto, todo genuino creyente tiene la unción del Espíritu, porque todo genuino creyente tiene al Espíritu Santo morando en su vida. Por eso es que en ninguna parte del Nuevo Testamento se ordena o se insinúa que el creyente busque la unción del Espíritu. Porque ya la tiene. Ahora. Permítame otra pregunta: ¿Cómo se manifiesta la unción del Espíritu? Ya hemos señalado que se manifiesta en la capacidad para discernir la verdad del error. En esto hay mucha confusión hoy en día, cuando se piensa que la unción del Espíritu se manifiesta en capacidades sobrenaturales para sanar o hacer milagros o pronunciar sonidos incoherentes y sin ningún significado, o en conductas fuera de lo normal, como llorar desconsoladamente, reírse sin control, caerse al suelo, danzar furiosamente y tantas otras cosas más. Pero el Nuevo Testamento en ninguna parte dice que la unción del Espíritu se manifiesta de esta manera. De lo que habla el Nuevo Testamento es de la llenura del Espíritu. Un creyente lleno del Espíritu manifiesta el fruto del Espíritu, el cual, según Gálatas 5:22-23 es  amor,  gozo,  paz,  paciencia,  benignidad,  bondad,  fe,  mansedumbre,  templanza;  contra tales cosas no hay ley.

En el libro de Efesios se ve también que una persona llena del Espíritu Santo lo manifiesta en una vida de alabanza, en una vida de agradecimiento y en una vida de sumisión a los demás. En ninguna parte de la Biblia aparece que el fruto del Espíritu o el fruto de la llenura del Espíritu, sea poder sobrenatural o una conducta fuera de lo normal. Así que, cuando esté alabando al Señor en el grupo de alabanza y adoración, no se apresure a concluir que algunos no están sintiendo la unción del Espíritu porque no les ve hacer los gestos o acciones que el resto hace. El Espíritu Santo es soberano y puede producir cosas muy distintas en uno u otro creyente. Unos tal vez son más expresivos que otros, pero eso no significa que el Espíritu Santo no esté haciendo nada en estos últimos. Limítese a dar todo, buscando la excelencia en la alabanza y adoración y deje al Espíritu Santo que opere como Él quiera en cada creyente en particular.