Algunas personas dicen lo siguiente: Siendo que existen muchas religiones en el mundo y el Señor dice que solo una es la verdadera, ¿Qué será de las otras religiones?. 

El Señor Jesucristo jamás ha hablado de una religión verdadera. ¿Significará esto que todas las religiones son verdaderas? ¡De ninguna manera! Lo que en verdad significa, es que ninguna religión es verdadera. Antes de que me tilde de hereje, permítame explicarle. La palabra religión viene de la palabra «religare» que en latín significa re-ligar o volver a unir. Diríamos entonces que la religión, cualquiera que sea, es el esfuerzo humano tendiente a unir al hombre con Dios. Al hablar de la religión verdadera, se da a entender que existe una sola religión capaz de juntar al hombre con Dios. Entonces hagámonos la pregunta. ¿Existe algún esfuerzo humano capaz de unir al hombre con Dios? La respuesta es un no rotundo. por tanto cualquier religión, vista como el conjunto de requisitos o dogmas, para unir al hombre con Dios, es el fracaso más rotundo que se pueda imaginar. ¿Se da cuenta ahora por qué afirmamos que no existe lo que se da por llamar la religión verdadera?.

¿Le gustaría saber lo que piensa Dios del esfuerzo humano como medio para lograr unir al hombre con Dios? Note lo que dice Isaías 64:6.

«Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.»

El mejor esfuerzo del hombre para volver a unirse con Dios, es catalogado por Dios como un trapo de inmundicia. Si el hombre confía en su religión, cualquiera que sea, como medio para llegar a Dios, Dios lo ve como un trapo de inmundicia. Ahora bien, si no es por medio de la religión que el hombre pueda llegar a Dios, entonces ¿Cómo puede hacerlo?.

pues el hombre tiene que dejar que Dios tome la iniciativa. Esa iniciativa se dio cuando Dios envió a su Hijo único al mundo. Hace casi 2000 años, el Hijo de Dios se hizo carne, nació como un bebé, vivió en santidad, a los 33 años fue crucificado, murió, fue sepultado y tres días después resucitó. Su sacrificio abrió el camino a Dios para salvarnos. Es por eso que para ser salvos no tenemos que confiar en las demandas o lo preceptos o los dogmas o los ritos de cualquier religión, sino única y exclusivamente en la persona y obra de Cristo quien murió por nosotros en la cruz del calvario. Fue la muerte de Cristo lo que sirvió para que nosotros quedemos libres de la condenación y el poder del pecado. Al recibir a Cristo como nuestro Salvador, no estamos recibiendo una religión, sino recibiendo a una persona. De esa manera llegamos a ser uno con Cristo, y mediante esa relación tan estrecha e íntima con él, tenemos acceso a Dios puesto que estamos en su Hijo y su Hijo está en nosotros. Cuando me preguntan en qué me baso para decir que soy salvo, jamás digo que soy salvo porque soy cristiano evangélico, porque el mero hecho de ser cristiano evangélico no me hace automáticamente salvo. Siempre digo que soy salvo porque tiempo atrás decidí recibir a Cristo como mi único y personal Salvador dejando a un lado la religión y cualquier otro esfuerzo humano que pensaba me traería la salvación. Es por esto que perfectamente puedo decir que soy salvo porque tengo una relación personal con Cristo, no porque tengo una religión. Este mundo está lleno de personas que confían en su religión para ser salvos.

A personas así, les quiero decir con mucho amor, que el infierno es la reunión ecuménica más grande que podamos imaginar, digo ecuménica porque allí están católicos romanos, evangélicos, musulmanes, budistas, testigos de Jehová, mormones, ateos, seguidores de la Nueva Era, etc., etc. Todas estas personas confiaron en su religión, pero descuidaron su relación personal con Jesucristo. De modo que no importa que haya cientos o miles de religiones en el mundo y cientos y miles de sectas dentro de esas religiones. Todas y cada una de esas religiones o sectas fracasan en el intento de unir al hombre con Dios. Usted no debe estar preocupado por hallar la religión verdadera entre comillas. Lo que debe preocuparle es si ha recibido o no a Jesucristo como su Salvador personal. Si lo ha hecho ya tiene una relación personal con él y es un hijo de Dios. Lo que le recomiendo es que procure conocer más de la palabra de Dios para saber lo que Dios demanda de usted y vivir en obediencia a su palabra. procure también tener comunión con otros creyentes que al igual que Usted están creciendo en el conocimiento de su Salvador. Alabe al Señor, congréguese para edificar a otros espiritualmente y ser edificado por otros espiritualmente. pero si usted nunca ha recibido a Cristo como su Salvador personal, entonces no importa de que religión usted sea miembro, de todos modos usted está muerto espiritualmente hablando y en serio peligro de terminar condenado en el infierno por la eternidad.