Si una pareja se casa ante un juez, pero no recibe la bendición sobre su matrimonio en la iglesia, ¿viven en adulterio?.
En la palabra de Dios no se encuentra en ningún lugar que el matrimonio sea una ordenanza para la iglesia local. La Biblia habla de ordenanzas para la iglesia local, pero solamente señala dos, la cena del Señor y el bautismo en agua.
De modo que podemos decir que la Biblia no ordena ni condena que se celebren matrimonios en la iglesia local. Ahora bien, en el mundo cristiano evangélico se acostumbra ver al matrimonio como un compromiso solemne entre un hombre y una mujer.
Este compromiso normalmente encierra cuatro ideas.
Primero, es un compromiso espiritual. 1ª Corintios 7:39 dice: «La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor»
Notemos específicamente la frase «en el Señor». Aunque la aplicación directa hace referencia a casarse teniendo en cuenta la voluntad del Señor, no es menos cierto que también podría aplicarse en el sentido de un compromiso mutuo delante del Señor.
Segundo, es un compromiso legal. La mayoría de los países latinoamericanos exigen que el matrimonio sea celebrado ante un juez civil. El creyente por tanto debe someterse a este mandato en obediencia a lo que la palabra del Señor dice en Romanos 13:1 donde leemos: «Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.»
Vemos entonces que el matrimonio es un compromiso espiritual y legal. Pero no solamente eso, también, en tercer lugar, es un compromiso físico por el cual el esposo se compromete a satisfacer las necesidades físicas de la esposa. 1ª Timoteo 5:8 dice: «Porque si alguno no provee para los suyos; y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo»
Por último, en cuarto lugar, el matrimonio es un compromiso social. Las familias del esposo y de la esposa comparten el gozo de ver unidos en matrimonio a sus respectivos miembros de la familia. Si este gozo quieren manifestarlo en el seno de alguna iglesia local, está bien, la Biblia no lo ordena ni lo condena, pero notemos que la iglesia local no otorga ninguna gracia o bendición especial sobre la pareja.
Dentro del compromiso social, el pastor o Anciano o cualquier otra persona puede elevar a Dios oraciones pidiendo bendición sobre la nueva pareja, pero esto no significa que estén haciendo una especial entrega de bendiciones sobre los recién casados.
Hemos visto entonces que normalmente se ve al matrimonio como un compromiso espiritual, legal, físico y social. Poco o nada tiene que ver en esto la iglesia local, por tanto, si una pareja se casa y hace su compromiso espiritual, legal, físico y social, pero no tiene una ceremonia religiosa, de ninguna manera está cometiendo adulterio o fornicación.