Hay personas que dicen que las profecías de la Biblia, han sido hechas y acomodadas luego de su cumplimiento y que, por ejemplo, no existen profecías que se refieran, sin lugar a dudas, a Cristo antes de su nacimiento. ¿Qué me pueden decir?.
Pero por supuesto no podemos evitar que la gente piense como piense y diga lo que quiera, sea por ignorancia o por mala fe. Pero nosotros, con la Biblia en la mano, podemos probar sin lugar a dudas, que en la Biblia abundan profecías acerca de Cristo, profecías que fueron hechas con siglos de anticipación y cuyo cumplimiento fue literalmente asombroso.
Permítame mencionar estas cinco:
En primer lugar, Isaías 7:14 en donde encontramos una profecía concerniente a su nacimiento virginal: «He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel»
En segundo lugar, Miqueas 5:2, en donde se profetiza el lugar en el que nacería Cristo: «Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel…»
En tercer lugar, Isaías 9:6, en donde la profecía tiene que ver con la grandeza y la divinidad de Cristo; en efecto, con siglos de anticipación el profeta se refiere al Señor en estas palabras: «Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro, y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz».
En cuarto lugar, en Malaquías 4 encontramos una profecía sobre la salvación y el gozo que traería el Señor: «Mas a vosotros los que tenéis mi salvación, nacerá el sol de justicia, y en sus alas traerá salvación, y saldréis y saltaréis como becerros de la manada.»
Por último, en quinto lugar, encontramos en Hageo 2:7 una singular profecía sobre la gloria que el Señor daría al templo; dice el profeta: «… y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.»
Todas estas profecías han sido gloriosa y literalmente cumplidas en Cristo y por él, de suerte que hoy son ya historia. Sin embargo habrá los que dudan, los que rechazan, los que se burlan; en fin, los que asumen actitudes para los cuales no se necesitan títulos ni conocimiento, sino únicamente una cierta simplicidad para rechazar los hechos.