Quiero ahora aprovechar la oportunidad para pedir que me dé algunos versículos que enseñen con claridad la preexistencia de Cristo.
No es difícil encontrar versículos que se refieran con claridad a la preexistencia de Cristo; anotaremos los siguientes haciendo un breve comentario: En Miqueas 5:2 encontramos una referencia a Cristo, como el eterno Dios. Dice el profeta: «Pero tú Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.»
Solamente Dios es eterno y si de Cristo se dice lo es, entonces é es Dios cuya existencia es, por cierto, desde antes de nacer en Belén.
En Juan 17:5 el mismo Señor nos habla de su gloria antes de venir a este mundo; dice: «Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese»
Antes de nacer como hombre en Belén, el Verbo existió ya en la gloria, juntamente con Dios el Padre y e Espíritu Santo. En Colosenses 1:16 no solo que Pablo se refiere a la preexistencia de Cristo, sino al hecho de que é fue el Creador de todo; dice: «Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, sean dominios sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él»
En 1ª Corintios se hace una referencia a Cristo, como el Dios de Israel: «…y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebieron de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo»
En 1ª Juan 4:9 se declara que el Hijo fue enviado al mundo: «En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él».
Finalmente la preexistencia de Cristo se manifestó también en que, aunque nació en Belén, en su calidad de Verbo descendió del cielo. Es lo que se nos dice en Juan 6:38, registrando palabras del propio Señor: «Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió»
Como podemos ver, todos estos versículos nos enseñan muy a las claras la preexistencia de Cristo.
En resumen, la preexistencia de Cristo se revela en la Biblia a través de los siguientes textos:
Primero, él es Dios eterno, según Miqueas 5:2.
Segundo, su gloria es preexistente según Juan 17:5
Tercero, Cristo es el creador de todas las cosas según Colosenses 1:16.
Cuarto, Cristo es el Dios de Israel, según 1ª Corintios 10:4.
Quinto, Cristo es el Hijo enviado al mundo según 1ª Juan 4:9
Sexto, Cristo vino del cielo según Juan 6:38.