¿Qué pasará con los creyentes que están en pecado y les sorprende el arrebatamiento? ¿Serán arrebatados o no? ¿Serán condenados a muerte según lo que dice la Biblia que el alma que pecare ésa morirá? ¿Serán como la mujer de Lot, según Génesis 19:26? Me parece que según Hechos 2:3 estos creyentes han perdido toda posibilidad de ser salvos porque han descuidado su salvación.
Para responder a cabalidad es necesario poner un fundamento doctrinal sano y sólido. Para eso permítame rápidamente compartir con Ud. lo que dice la Biblia acerca de la seguridad de salvación del verdadero creyente. De entre la cantidad de evidencias bíblicas en favor de la seguridad de salvación del verdadero creyente, me voy a permitir citar solamente dos textos que yo considero claves a este respecto.
El primero se encuentra en Juan 6:47 dice: «De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna»
Estas son palabras de Jesús. Cuando Jesús comienza un dicho utilizando esa frase: De cierto, de cierto os digo, es que está por afirmar algo supremamente importante y supremamente verídico.
El dicho supremamente importante y supremamente verídico es que el que cree en él, es decir en Cristo Jesús, tiene vida eterna. Note el tiempo en el que está conjugado el verbo tener. Está en tiempo presente. Esto significa una acción que se mantiene en cualquier instante del tiempo. Es decir que la persona que en algún momento de su vida ha creído en Cristo Jesús como su Salvador personal, tiene en cualquier instante del tiempo, lo que la Biblia llama vida eterna.
Si la salvación de un verdadero creyente se pudiera perder por cualquier causa, Jesús habría engañado al afirmar que el que cree en él tiene vida eterna. Por otro lado el mismo concepto de vida eterna denota algo que nos se puede perder, algo eterno.
No está por demás señalar sin embargo, que creer en Jesucristo va mucho más allá de un mero asentimiento intelectual en cuando Jesús como Salvador.
La Biblia es clara al manifestar que creer en Jesucristo es equivalente a recibir a Jesucristo como Salvador personal, es equivalente a confesar a Cristo como Salvador, es equivalente a nacer de nuevo en Cristo, nacer a una vida que aborrece el pecado y ama la justicia. Es decir, una vida en sumisión al Señorío de Cristo. No estoy diciendo que la salvación es por medio de aceptar el señorío de Cristo. Lo que estoy diciendo es que cuando una persona recibe a Cristo como su Salvador, manifiesta esa fe en Cristo por medio de someterse al Señorío de Cristo.
La palabra de Dios enseña que la verdadera fe, la fe que salva, se manifiesta en buenas obras, es decir en una vida en sumisión al señorío de Cristo. Esto deja de lado a personas que se llenan la boca afirmando que creen en Cristo, pero viven en pecado. Personas así, no es que han perdido su salvación, es que nunca jamás han sido salvos. No se puede perder algo que primeramente no se ha adquirido.
La falta de santidad en la vida es evidencia incontrastable de que falta fe verdadera. De modo que no nos confundamos. Millones afirman que creen en Cristo, pero viven en inmoralidad, borrachera, avaricia, peleas, idolatría, etc.
Esta conducta desenmascara la cruda realidad de la hipocresía al afirmar que creen en Cristo.
La otra cita que voy a mencionar para afirmar que la salvación no se pierde se encuentra en el Antiguo Testamento. Isaías 12:2 dice: «He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí»
Los que creemos que Dios nos ha dado salvación en Cristo podemos estar totalmente seguros de esa salvación desde el momento que creímos hasta siempre. Por eso dice la Biblia: Me aseguraré y no temeré.
Lo que pasa, es que aquel que promete salvación no es hombre para que mienta sino Dios que no puede mentir por su mismo carácter. Si él dice que es salvo todo aquel que ha confiado en Cristo como Salvador, entonces podemos estar totalmente seguros de eso y desechar de una vez por todas cualquier temor de perder la salvación.
Ahora bien. En este punto surge normalmente una inquietud. Se cuestiona diciendo: Aha, si ya soy salvo y si la salvación no se pierde jamás, entonces ahora si, puedo hacer lo que me venga en gana. Voy a matar, robar, mentir, adulterar, etc., etc., y nada me puede pasar porque cuando me muera me iré al cielo porque ya soy salvo y la salvación no se pierde. Ah, si alguien piensa así, está dando señal inequívoca de que esa persona nunca jamás en su vida fue salva.
La razón para esto la tenemos en Romanos 6:1-2 que dice: «¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?»
La pregunta que Pablo el apóstol está haciendo es ésta: ¿Ahora que somos salvos, y la salvación no se pierde, perseveraremos en el pecado porque ese pecado ya ha sido cubierto por la abundante gracia de Dios? Luego Pablo da la respuesta: En ninguna manera. Es una forma de decir: Imposible. La razón es sencilla. Los que somos verdaderos creyentes, hemos muerto al pecado y por tanto no es posible que podamos vivir todavía en el pecado.
Así es, una persona genuinamente salva, no vive en pecado. Pero una persona que dice de labios para afuera que es salva, normalmente vive en pecado. De modo que, el tener seguridad de salvación, no es de ninguna forma licencia para pecar todo lo que queramos.
Ahora apliquemos esto a su inquietud. Ud. se pregunta si un creyente está en pecado y en ese instante ocurre el arrebatamiento, ¿será arrebatado este creyente? O se quedará en el mundo como todos los incrédulos. Mi respuesta es en este sentido.
Si ese creyente de quien Ud. habla es un verdadero creyente y neciamente ha cometido un pecado, y justo en ese momento viene el Señor a arrebatar a su iglesia, entonces ese verdadero creyente irá con los demás verdaderos creyentes a encontrarse con el Señor en las nubes para estar para siempre con el Señor, por cuanto la salvación no se pierde una vez obtenida.
Esto por supuesto no significa que no haya problema con el pecado en los verdaderos creyentes. El pecado en cualquier persona y peor en los verdaderos creyentes es aborrecible a Dios y Dios toma muy en cuenta ese pecado. Dios no castigará a un verdadero creyente que ha pecado quitándole la salvación, porque ya Dios ha dicho que no lo va a hacer, pero si puede disciplinar a ese verdadero creyente y ese verdadero creyente perderá oportunidades de obtener recompensas en el Tribunal de Cristo.
Pero ahora, observe lo siguiente, si ese creyente de quien Ud. habla no es un verdadero creyente, sino uno de tantos que dicen que son pero no son y lo manifiestan porque viven en pecado, y en esas circunstancias viene Cristo a arrebatar su iglesia, entonces ese falso creyente no será arrebatado, por eso, porque es falso. Es una persona que nunca ha sido salva aunque de labios para afuera ha afirmado que es salva, pero sus obras, o su vida de pecado ha demostrado la falacia de su afirmación.
Dicho esto, quisiera finalmente aclarar algunas cosas. Cuando la Biblia habla acerca de que el alma que pecare, ésa morirá, no se está refiriendo solamente a la muerte física sino además a la muerte espiritual o a la separación entre el alma pecadora y Dios.
De modo que, los pecadores que no han confiado en Cristo como Salvador, están ya muertos espiritualmente y algún día también morirán físicamente y a partir de allí no habrá más esperanza de salvación para ellos. El caso de la mujer de Lot, que fue convertida en estatua de sal, justo cuando estaba por venir el juicio de Dios sobre Sodoma y Gomorra, cuyo relato aparece en Génesis 19:26 es más bien comparable a alguien que desperdicia su oportunidad de salvación justo cuando faltaba solo la decisión de recibir a Cristo como Salvador.
Como afirma el dicho: En la puerta del horno se quema el pan. Esto no correspondería al caso de un verdadero creyente que pierde su salvación, porque como hemos señalado, los verdaderos creyentes no pueden perder su salvación.
Hebreos 2:3 tampoco apoya la pérdida de la salvación leamos lo que dice: «porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda trasgresión y desobediencia recibió justa retribución ¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron»
Lo que el autor de Hebreos está diciendo es que si la desobediencia a los preceptos del antiguo pacto de la Ley, significaba severo y seguro castigo, cuánto más severo y seguro será el castigo a los que desobedecen a los preceptos del nuevo pacto, es decir a los que se resisten a las Buenas Nuevas de salvación. Así que no tiene nada que ver con enseñanza sobre la pérdida de la salvación.