Bueno, Ud. ha tocado un tema tabú en el cristianismo evangélico. Muy poco se habla en nuestras iglesias acerca de este interesante tema. Me refiero al velo de las mujeres.

El pasaje bíblico sobre este asunto se encuentra en 1ª Corintios 11:2-16 que aunque es un tanto largo bien vale la pena que lo leamos.

1ª Corintios 11:2-16 dice: «Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué. Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo. Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si el es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer si el varón, porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios. Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello. Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.»

En este pasaje bíblico es muy obvio que Dios ha establecido cierto orden en el universo, cierta cadena de autoridad que es importante que no solo se reconozca sino también que se cumpla.

Dios es la cabeza de Cristo, Cristo es la cabeza del varón y el varón es la cabeza de la mujer. La cabeza provee de dirección al cuerpo.

Ser cabeza significa entonces alguien que provee de dirección y los que están bajo la cabeza necesitan someterse a ella. Este es un principio que no aparece solamente en este pasaje bíblico en particular sino en algunos otros más. Se trata simplemente de una cuestión de orden en el universo, y de ninguna manera significa que el hombre es superior a la mujer o que la mujer es inferior al hombre.

Este principio no solamente debe ser respetado sino que también debe manifestarse de una forma visible. Por eso es que el pasaje leído dice que la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza. Una señal es algo visible para todos, algo que todos lo pueden apreciar con los ojos.

El asunto funciona de esta manera: Cuando el varón está delante del Señor orando o profetizando no debe cubrirse la cabeza, porque si lo hace sería equivalente a afrentar o deshonrar a su cabeza que es Cristo.

Esta es la razón por la cual los hombres casi por instinto, se quitan la gorra o el sombrero o cualquier cosa que tengan sobre su cabeza cuando oran o cuando predican o cuando simplemente entran al lugar donde se congrega una iglesia local.

Esta es la forma como el hombre reconoce y manifiesta visiblemente su apoyo al hecho que Cristo es su cabeza.

¿Y la mujer? pues Pablo dice que la mujer reconoce y manifiesta visiblemente que su cabeza es el varón cuando al estar ante el Señor orando o profetizando cubre su cabeza. La cobertura es algún objeto visible, bien puede ser un velo o un manto o un sombrero, etc.

Si una mujer se presenta al Señor para orar o profetizar con su cabeza descubierta, sería equivalente a afrentar o deshonrar su cabeza que es el varón. Esto es en esencia lo que dice este pasaje en su primera parte.

Pero Pablo prosigue mostrando que esta sencilla práctica de no cubrirse la cabeza por parte del hombre cuando ora o profetiza y de cubrirse la cabeza por parte de la mujer cuando ora o profetiza, ilustra algunas cosas importantes.

Primero, ilustra el orden en la creación. El varón fue creado antes que la mujer. El varón no procede de la mujer sino la mujer del varón. El varón no fue creado por causa de la mujer sino la mujer por causa del varón. Todas estas cosas son realidades que con el paso del tiempo como que tienden a ser olvidadas y más aún cuando se levanta una fuerte corriente que tiende a eliminar las diferencias entre los sexos y las diferencias entre los roles o funciones del hombre y la mujer. La mujer piadosa se cubre la cabeza cuando ora o profetiza en señal de que sabe y está de acuerdo en que ella no es la cabeza del varón sino la ayuda idónea para el varón.

Segundo, ilustra el hecho de que el varón es la imagen y gloria de Dios, pero la mujer es gloria del varón. En la creación, Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre un ser viviente. Pero con la mujer no sucedió lo mismo.

La Biblia dice que Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Por eso dice Pablo que la mujer es gloria del varón.

Cuando la mujer cubre su cabeza cuando ora o profetiza está reconociendo este hecho importante.

Tercero ilustra el buen orden que debe existir en la iglesia local ante la presencia de los ángeles. El hecho que una mujer que no se cubra la cabeza en las reuniones de la iglesia local es interpretada por los ángeles que observan la conducta de los creyentes en el sentido que aquella mujer se resiste a reconocer que su cabeza es el varón.

Pablo prosigue haciendo un paréntesis para señalar que todo lo que viene diciendo no es para afirmar que el varón es superior a la mujer. Por eso dice que en el Señor ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón. Esto se hace evidente cuando es obvio que así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer. Pablo termina su exposición afirmando que los mismos creyentes de Corinto veían mal que una mujer ore o profetice con la cabeza descubierta.

Aún la naturaleza daba por decirlo así, una lección objetiva que apoya al hecho de que el hombre no se cubra la cabeza cuando ora o profetiza y que la mujer se cubra la cabeza cuando ora o profetiza.

La naturaleza enseña que es deshonroso que el hombre se deje crecer el cabello. ¿Por qué? porque el hombre sabe que no debe cubrirse la cabeza cuando ora o profetiza.

Por el contrario, la naturaleza enseña que es honroso para la mujer dejarse crecer el cabello. ¿Por qué? porque la mujer sabe que debe cubrirse la cabeza cuando ora o profetiza.

Luego de exponer sus razones Pablo afirma que lo que ha dicho es la costumbre en las iglesias de Dios y que si alguien piensa lo contrario, que Pablo no se va prestar para una discusión.

Esto es en esencia lo que el pasaje bíblico enseña. Es por este motivo que en muchas iglesias locales se tiene la costumbre de que las mujeres se cubran la cabeza cuando están en sus reuniones.

Reconozco sin embargo también que muchas iglesias locales no tienen tal costumbre. Tendrán sus razones para no tener esta costumbre. En todo caso no somos nosotros quienes debemos juzgar si hacen bien o hacen mal. No es prudente erigirnos en jueces de lo que practican las iglesias locales. Todos tenemos nuestro Juez y es el Señor Jesucristo.