¿Es verdad que cuando una persona ora fervientemente su mente se va del cerebro y explora conceptos en un abrir y cerrar de ojos?
Debo confesar que tengo algo de dificultad en entender el verdadero sentido de esta consulta. Me atrevo a pensar que esta consulta tiene que ver con orar con una mente alerta u orar dejando que la mente, por así decirlo, se vaya en un viaje extático. Si este es el sentido de la consulta, debo responder diciendo que en ningún lugar de la Biblia se alienta a practicar la oración en un estado de éxtasis o elevación espiritual. La oración que agrada a Dios es aquella que se ajusta a los principios bíblicos para la oración. En Efesios 6:18-19 dice:
«Orando en todo tiempo con toda oración y suplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y suplica por todos los santos, y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio».
Lejos de hacer una oración extática, el apóstol pablo instruye a orar con los cinco sentidos. Notamos al menos cuatro ingredientes en la oración.
No. 1. La frecuencia: En todo tiempo. Esto significa sin cesar. La oración tiene que ser tan natural como la respiración.
No. 2. La forma. Con toda oración y suplica en el Espíritu. Esto significa incluyendo pedidos inteligentes, previamente seleccionados y bajo la guía del Espíritu Santo.
No. 3. La disposición. Velando en ello con toda perseverancia y suplica. Esto significa estando alerta a los indicios de una posible respuesta y siendo constante en lo que estamos pidiendo.
No. 4. El contenido. Por todos los santos y por mí. Esto significa dando prioridad a los demás en nuestros pedidos de oración, en especial dando preferencia a aquellas peticiones que tienen que ver con el avance de la obra del Señor.
En esencia diríamos entonces que cuando oramos, no debemos dejar que la mente se vaya del cerebro, sino que debemos orar con todos nuestros sentidos en máxima alerta, sabiendo por lo que oramos, y dispuestos a pedir según la voluntad del Espíritu Santo. El buscar con premeditación un estado de éxtasis al orar puede llevamos a extremos incontrolables en los cuales será del todo dudable que este en operación algún poder divino.