Son varias las consideraciones que se necesita hacer.
Primero, la existencia a la vida no comienza cuando una criatura nace del vientre de su madre. La existencia a la vida comienza cuando un espermatozoide fecunda a un óvulo. A partir de ese instante existe vida, la única diferencia es que esta vida ocurre en estado embrionario en el vientre de la madre.
Estoy muy de acuerdo con Ud. cuando Ud. califica como ser humano al embrión que se desarrolla en la matriz de una mujer. Este embrión puede dejar de existir por razones naturales o por la práctica del aborto. En todo caso se trata de muerte de un ser humano.
El aborto provocado intencionalmente es entonces lo mismo que un asesinato, con el agravante que la víctima inocente es el propio fruto de la entrañas. Que la existencia a la vida comienza en el estado embrionario queda claro en pasajes como Salmo 139:16 que dice: «Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquella cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas»
El salmista está describiendo el proceso de formación del cuerpo de un ser humano en la matriz de una mujer. Lo que por ahora es un frágil embrión en el tibio seno materno, sin embargo tiene vida. Por eso el salmista dice: Mi embrión vieron tus ojos.
Muy bien, en segundo lugar debemos considerar que la resurrección es una promesa para todo ser humano. Juan 5:28-29 dice: «No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación»
Note que la promesa de resurrección es universal al ser humano. Todo ser humano que haya muerto algún día va a resucitar. Los seres humanos que han recibido a Cristo como Salvador, saldrán a resurrección de vida y los seres humanos que han dado las espaldas a la oferta de Dios de salvación en Cristo saldrán a resurrección de condenación.
Aplicado al caso de los seres humanos que mueren antes de nacer, podemos con toda confianza decir que les espera una resurrección. La gran pregunta es: ¿Será a resurrección de vida o a resurrección de condenación? Esto nos conduce a nuestra tercera consideración. Se refiere a que el ser humano es pecadores, no importa si todavía no ha nacido o ya ha nacido.
Salmo 51:5 dice: «He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre»
Todo ser humano es pecador desde el momento que es concebido en el vientre materno. No se puede decir que un embrión o un niño recién nacido es inocente. No hay excepciones. Todos somos culpables. Todos nosotros tenemos una naturaleza pecaminosa, aun cuando no hayamos hecho nada de malo conscientemente. Esto significa que todo ser humano necesita de un Salvador. El niño que muere por cualquier causa antes de nacer, al igual que el adulto necesita de un Salvador.
Aquí es justamente donde entra la gracia, la misericordia y el amor de Dios. La Biblia dice que Jesucristo derramó su sangre para la salvación del mundo.
Juan 1:29 dice: «El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo»
El sacrificio de Cristo, como cordero de Dios quien derramó su sangre en la cruz del Calvario, tiene poder para quitar por completo el pecado del mundo. Mientras el ser humano no rechace esta promesa de salvación, el beneficio de la muerte de Cristo está todavía vigente y disponible. De modo que aunque el ser humano antes de nacer no es inocente, sino culpable, sin embargo no ha rechazado la salvación de Dios en Cristo y consecuentemente está cubierto por la preciosa sangre de Cristo.
Por tanto, los millones de seres humanos que han muerto antes de nacer, algún día resucitarán para vida eterna porque la gracia, la misericordia y el amor de Dios les ha cubierto con la preciosa sangre de Cristo para salvación.