He tenido dificultades económicas porque no sé como administrar mi sueldo. ¿Pueden orientarme hacia organizar mi presupuesto?
Con mucho gusto. Antes de hablar de presupuesto permítame felicitarle por su interés en administrar correctamente los recursos que Dios le ha dado por medio del sueldo que mes a mes percibe. No son muchas las personas que están verdaderamente interesadas en una buena mayordomía del dinero que siendo de Dios nos permite utilizarlo para sacar el mayor provecho de él en la voluntad del Señor.
Las ideas que mencionaré a continuación han sido tomadas del librito «Guía para el presupuesto familiar» escrito por Larry Burkett y publicado por Conceptos Financieros Cristianos, Inc.
Primero, enumere los gastos mensuales del hogar. Esto debe hacerlo dividiendo estos gastos en gastos fijos y gastos variables.
Los gastos fijos son cosas como la ofrenda ya sea a personas en particular o a la iglesia local, los impuestos, los gastos de vivienda, bien sea alquiler o hipoteca, los impuestos a la vivienda, el seguro de la vivienda, otros seguros, pagos mensuales de deuda, y educación de los hijos.
Los gastos variables son, compra de alimentos, pago de luz, agua, teléfono, gas, distracciones, recreación, paseos, ropa, gastos médicos bien sea en medicinas, o en médicos, dentista, ahorro y gastos varios.
Segundo, enumere los ingresos disponibles por mes, es decir, salario, rentas como alquileres, pagarés, intereses, dividendos, y cualquier otro ingreso que perciba.
Si Ud. no se maneja en base a un sueldo fijo, tome la cantidad de ingresos recibido en el último año y divídalo por doce. Eso le dará su salario promedio mensual que podrá usar para armar su presupuesto familiar.
Tercero, compare ingresos con gastos. Si sus ingresos totales son superiores a sus gastos, Ud. sólo necesita implementar un método de control presupuestario en su hogar para maximizar sus ingresos.
Sin embargo, si los gastos son mayores que los ingresos, se requieren pasos adicionales. En ese caso, es necesario hacer un análisis de cada área del presupuesto a fin de reducir gastos. Para eso, tome en cuenta las siguientes recomendaciones.
Luego de deducir de sus ingresos netos mensuales lo que Ud. ha decidido ofrendar al Señor mensualmente, y los impuestos que está obligado a pagar, le quedará un resto que podrá utilizar para satisfacer las necesidades del hogar.
Entonces maneje este fondo de la siguiente manera:
Número 1, utilice no más allá del 38% de este fondo en gastos de vivienda. No es necesario que todo el mundo sea dueño de una vivienda. La decisión de comprar o alquilar debe basarse en las necesidades y capacidad económica individual y no en las presiones internas o externas.
Número 2, utilice no más allá del 12% de este fondo en gastos de alimentación. Evite el comprar demasiada comida o comida cara. Planifique con anticipación lo que va a comprar y procure comprar al por mayor para obtener un mejor precio por unidad.
Número 3, movilización, ya sea transporte público o automóvil familiar. Utilice no más allá del 10% de este fondo.
Número 4, utilice no más allá del 5% de este fondo para el pago mensual de deudas.
Número 5, planifique no gastar más del 5% de este fondo en seguros de cualquier tipo.
Número 6. Decida no gastar más del 4% de este fondo en actividades de recreación con la familia.
Número 7. Use un máximo del 4% de este fondo en vestimenta. No sea el primero en estar a la moda ni el último en dejar de estar a la moda.
Número 8, planifique un 4% de este fondo, en gastos médicos, ya sean medicina u honorarios médicos.
Número 9, planifique ahorrar un 4% de este fondo y deposítelo en una cuenta de ahorros.
Número 10, decida reservar un 4% de este fondo para gastos varios. Gastos varios son aquellos que no pertenecen a ninguna parte del presupuesto familiar, tales como regalos, corte del cabello, perfumería, cosméticos, tintorería, diarios, revistas, etc.
Número 11, planifique no gastar más del 10% de este fondo en educación de los hijos.
Si Ud. se somete a algo como lo sugerido, hallará un alivio de las preocupaciones y tensiones por las cuentas atrasadas, una conciencia limpia delante de Dios y de los hombres y una completa seguridad de que su situación financiera está bajo control.
Esto no significa que su vida estará libre de dificultadas económicas. Muchas veces Dios permite que las consecuencias amargas de nuestros errores del pasado continúen, para así reforzar las lecciones que él quiere que aprendamos. Dios no ha prometido librarnos de toda dificultad, pero sí nos ha prometido que en medio de la tormenta nos dará de su paz. Cuando Dios maneja nuestras finanzas, no tenemos por qué preocuparnos. Él es el dueño del universo y es en su sabiduría que tomamos nuestras decisiones.