¿Qué dice la Biblia sobre la imposibilidad de conversión y por ende de salvación y cambio de personas como homosexuales, afeminados, travestís, etc.?
Las palabras de Jesús que se encuentran en Lucas 5:31-32 son el preámbulo excelente para responder a su consulta.
«Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.»
Como antecedente, Jesús y sus discípulos habían sido criticados por los escribas y fariseos quienes murmuraban, diciendo: ¿por qué coméis y bebéis con publícanos y pecadores? Jesús respondió estas críticas con una parábola. Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
Luego Jesús aplicó la parábola diciendo: Yo, no he venido a llamar al arrepentimiento a los justos o a los que se creen justos, como era el caso de esos escribas y fariseos, sino a los pecadores, donde estaban los publícanos, las rameras, los homosexuales, los afeminados, etc. Esta era la razón por la cual Jesús y sus discípulos frecuentaban los círculos despreciados por los que se creían justos a sus propios ojos. De aquí podemos sacar que existe esperanza para todo pecador, no importa cual haya sido su pecado. La gracia de Dios es tan basta que cubre todo pecado. Mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia dice Dios en Romanos 5:20. Solo así se podría dar lo que encontramos en 1 Corintios 6:9-11:
«¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ha habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.»
Entre los creyentes de Corinto había algunos que en el pasado eran homosexuales. Dice el texto que se echaban con varones. Otros eran afeminados y otros eran todo lo que aparece en la lista leída. Pero esta condición fue el pasado. El presente es totalmente diferente. La Biblia dice que esos homosexuales fueron lavados, santificados y justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
La Biblia dice que esos afeminados fueron lavados, santificados y justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios. Esto es grandioso. Pecados como el homosexualismo dejan una profunda huella en la conciencia del homosexual. Pero el poder de Dios es tal que puede lavar esa conciencia. El poder de Dios es tal que puede tomar al homosexual del mundo del homosexualismo y ponerlo aparte para Dios. Eso es santificación. El poder de Dios es tal que puede hacer que el homosexual sea declarado justo delante de Dios. Eso es justificación.
Ciertamente que existe esperanza para el homosexual, para el afeminado para el travestí. Lo único que hace falta para hacer real esta esperanza es reconocer el pecado de homosexualismo o de ser afeminado o de ser travestí. Luego hace falta reconocer que este pecado y también otros pecados, hacen separación entre Dios y el ser humano.
Después hay que reconocer que Cristo ya pagó en la Cruz del Calvario lo que el homosexual merece, lo que el afeminado merece, lo que el travesti merece.
Finalmente es necesario recibir a Cristo como Salvador. Entonces Dios hará el milagro de lavar, santificar y justificar. El homosexual o el afeminado o el travesti tendrán un poder que nunca antes tuvo para decir no al homosexualismo. No al ser afeminado. No al ser travestí. Es la promesa de la infalible palabra de Dios.