La tribulación, en su significado más profundo es un tiempo de purga o purificación para Israel, para preparar a la nación de Israel para recibir a Jesús de Nazaret como su tan esperado Mesías.
En la actualidad y también durante la tribulación, Israel como nación está ciega al hecho que Jesucristo es su Mesías. Existe una especie de venda espiritual sobre los ojos espirituales de Israel, por lo cual no puede ver que aquel que vino hace como 2000 años es su Mesías. Pero viene un día cuando Dios juzgará esta dureza de corazón de Israel y como resultado de ello, Israel reconocerá a Jesucristo como su Mesías.
Entonces Israel será salva y restaurada a su posición de privilegio delante de Dios. Jeremías 30:7-9 dice: «¡Ah, cuan grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob, pero de ella será librado. En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre, sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré»
El tiempo de angustia para Jacob se refiere a la tribulación.
De ella será librada Israel y entonces, cuando ello acontezca, Jehová de los ejércitos quitará todo obstáculo que impide que Israel sea restaurada a la gloria que Jehová le ha prometido a través de los diferentes pactos.
Entonces Israel servirá a Jehová y a David, a quien Jehová levantará. Esto significa que durante el milenio, Israel como nación estará en la tierra, siendo gobernada por Jesucristo y personajes tan importantes como David a quien Dios resucitará de entre los muertos.
En resumen, Israel como nación estará en la tierra durante el milenio, será el tiempo cuando Dios cumpla con esta nación todo lo que le ha prometido a lo largo de todos los pactos que él ha hecho con esta nación. Después del milenio, Israel, y en general todos los salvos a través de la historia de la humanidad estaremos con el Señor en el cielo por la eternidad.