Para emitir una opinión más acertada sería necesario conocer algunos detalles importantes.

Primero, ¿son creyentes los que piensan casarse, aún cuando uno de ellos sea divorciado? La Biblia enseña que un creyente no debe casarse con un incrédulo.

Segundo, asumiendo que la persona divorciada es creyente, el divorcio de esta persona ¿ocurrió antes o después de haber recibido a Cristo como Salvador? Esto es muy importante por cuanto si el divorcio ocurrió antes de ser creyente y sin importar el motivo para ese divorcio, este pecado, porque todo divorcio es pecado, está perdonado y cubierto con la preciosa sangre de Cristo.

La Biblia dice que cuando una persona recibe a Cristo como Salvador, es una nueva criatura y como tal, todas las cosas viejas pasaron y he aquí todas son hechas nuevas. Asumiendo entonces que el divorcio de esa persona ahora creyente ocurrió antes de ser creyente, yo no veo impedimento para que esta persona creyente divorciada antes de conocer al Señor como su Salvador se case con otra persona del sexo opuesto también creyente.

El panorama se complica cuando la persona creyente divorciada se divorció mientras ya era creyente. En este caso es necesario saber el motivo que tuvo esta persona para divorciarse. Si el motivo para el divorcio fue la típica incompatibilidad de caracteres o cualquier otra causa que no sea fornicación, entonces a los ojos de Dios esa persona creyente sigue siendo persona casada aunque no esté viviendo con su legítimo marido y aunque los jueces de la tierra le hayan declarado persona divorciada.

En este caso esta persona creyente divorciada por una causa que no fue fornicación, no debería volver a casarse, porque estaría cometiendo adulterio y la persona que se case con ella también estaría cometiendo adulterio.

Esto se fundamenta en lo que dijo el Señor Jesucristo en Mateo 5:31 y 32 que dice: «Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.»

Estas son palabras del Señor Jesucristo. Está hablando de un hombre que se ha divorciado de su mujer por cualquier causa que no sea fornicación. Esta decisión es contraria a la voluntad de Dios y como cualquier otro pecado, desata una cantidad de consecuencias muy funestas.

Una de las muchas consecuencias funestas es que desencadena una avalancha de adulterio. ¿En qué sentido? Pues note.

Primer adulterio, cuando el divorciado en estas condiciones se vuelve a casar. Claro, como su motivo para el divorcio no fue fornicación, a los ojos de Dios sigue siendo hombre casado y cuando se vuelve a casar está en adulterio.

Segundo adulterio, cuando la mujer del divorciado en estas condiciones, se vuelve a casar con otro hombre. Nuevamente aquí, como el motivo para el divorcio no fue fornicación, a los ojos de Dios la mujer sigue siendo mujer casada y al volver a casarse con otro hombre está en adulterio.

Tercer adulterio, la infeliz mujer que se case con el divorciado por cualquier motivo que no sea fornicación. Esta mujer también caerá en adulterio por unirse a un hombre que a los ojos de Dios es hombre casado porque su divorcio no fue por fornicación.

Cuarto adulterio. El infeliz varón que se case con la divorciada por cualquier motivo que no sea fornicación. Este hombre también caerá en el adulterio por unirse a una mujer que a los ojos de Dios es mujer casada porque su divorcio no fue por fornicación.

Fácilmente se puede notar que un divorcio por equis causa excepto fornicación desencadena un torrente de adulterio en muchas personas. No esta por demás intentar una definición de fornicación. Fornicación proviene de la palabra griega porneia, de la cual proviene también nuestra palabra pornografía, por ejemplo. Porneia era el término que se utilizaba para hablar de cualquier desviación del correcto uso del sexo en el matrimonio.

Una persona que cae en cosas como relaciones sexuales prematrimoniales, adulterio, homosexualismo, lesbianismo, bestialismo, prostitución, pornografía, etc., ha caído en lo que la Biblia llama fornicación. Cuando se da la fornicación en una pareja de casados y el fornicario se rehúsa totalmente a abandonar su pecado, entonces, según mi forma de entender la Escritura, se ha configurado una causal válida para un divorcio.

Yo estoy consciente que muchos intérpretes de la Biblia no lo entienden así, pero yo lo entiendo así. Cuando ha habido una causal válida para el divorcio, y se ha consumado el divorcio, entonces la obra de Dios que hizo uno de dos personas, se muere, y cuando muere, la parte inocente queda en libertad de volver a casarse en la voluntad de Dios, es decir con otro creyente.

Al decir todo esto, no estoy dando a entender que la voluntad de Dios es que exista el divorcio en las parejas donde uno de ellos ha caído en fornicación. La voluntad de Dios es que no haya fornicación en ningún ser humano. La voluntad de Dios es que el matrimonio no se separe mientras haya vida. La voluntad de Dios es que si por desgracia uno de los cónyuges cae en adulterio, reconozca la gravedad de su pecado, lo confiese a Dios, lo confiese a su esposa, lo confiese a la iglesia y se aparte totalmente de la fornicación y restaure su relación con su legítima pareja. Pero como dijo Jesús, por la dureza del corazón del hombre, Moisés mandó dar carta de divorcio y repudiar a una mujer.