Con mucho gusto amigo oyente. Pero para esto es necesario reconocer un hecho importante en cuanto a los Evangelios. Tres de los cuatro son sinópticos. Mateo, Marcos y Lucas. La palabra Sinóptico, significa una disposición gráfica que muestra o representa cosas relacionadas entre sí, facilitando su visión conjunta. Es así como Mateo, Marcos y Lucas presentan eventos similares de la vida de Cristo, los cuales son complementarios entre ellos. El Evangelio según Juan es diferente, y está organizado en largos discursos, que Jesús pronunció a raíz de los milagros que hizo y especialmente durante la última semana de su existencia como Dios hombre en la tierra. En otras palabras amigo oyente, cuando se leen los Evangelios no es correcto decir: Aha, Mateo dice esto, pero Marcos dice esto otro, acerca de un mismo evento, por tanto uno de los dos debe estar mintiendo. Lo que se debe decir es: Muy bien, Mateo dice esto, pero Marcos dice esto otro, acerca de un mismo evento, entonces tanto lo que dice Mateo como lo que dice Marcos deben armonizar, voy a encontrar la manera como concuerdan las dos cosas. Esto es justamente lo que vamos a hacer en el caso de la entrada triunfal a Jerusalén. Atendamos primero al relato de Mateo. Leo en Mateo 21:1-7 donde dice: “Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sión: He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga. Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.” Ponga ahora la atención en relato de Marcos. Leo en Marcos 11:1-7 “Cuando se acercaron a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? Decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá. Fueron, y hallaron el pollino atado fuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. Y unos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino? Ellos entonces le dijeron como Jesús había mandado, y los dejaron. Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él.” Se trata del mismo evento. Pero comparando el un relato con el otro, es obvio que existen pequeñas diferencias. Mateo habla de una asna y un pollino, mientras que Marcos habla solo de un pollino. Mateo no dice nada en cuanto a que nadie había montado al pollino antes, mientras que Marcos sí lo hace. Marcos habla de que el pollino estaba atado afuera a la puerta, en el recodo del camino. Mateo omite este detalle. Nuestra tarea es armonizar o poner todo junto, porque los eventos en los Evangelios sinópticos son complementarios, mas no contradictorios. Diremos entonces que los discípulos trajeron a Jesús, una asna y un pollino a quien nadie había nunca antes montado. Tanto el asna como el pollino estaban atados a la puerta de una ciudad, junto al recodo del camino. Los discípulos pusieron sus mantos tanto sobre la asna como sobre el pollino y Jesús se sentó sobre el pollino. Hemos armonizado ambos relatos y ahora tenemos un cuadro completo de cómo fue este asunto.