“No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa.” Isaías 41:10
Todas las historias bélicas a lo largo de los tiempos estuvieron atravesadas por el trabajo silencioso, oculto y secreto de los espías.
El espionaje tiene sus más diversas caras y estrategias y su influencia provocó resultados de derrotas inesperadas. Si bien las guerras mundiales tuvieron sus agentes específicos de los que hoy se conocen sus biografías, en la antigüedad también existían, aunque nos sean anónimos.
El rey de Siria, enemigo acérrimo de Israel en los tiempos del antiguo testamento, sospechaba de espionaje entre sus soldados ya que todo avance sobre el pueblo de Israel era desbaratado antes de que pudiese vencerlos. Sin embargo no existían espías entre los suyos, sino que Israel contaba con un profeta, un hombre de Dios llamado Eliseo a quien Dios le advertía lo que iba a suceder.
Al enterarse de esto el rey de Siria decidió ir por la vida de Eliseo con un ejército fuerte en caballos, hombres y carros. Llegó a Dotán ‒la ciudad donde el profeta y su siervo se refugiaban‒ y la sitió. Imagina la escena, ¡dos hombres contra miles! Cuando el siervo vio esta amenaza sintió morirse, entonces Eliseo lo invitó a alzar sus ojos, a ampliar su visión. Al hacerlo, pudo ver que el monte estaba lleno de otro ejército celestial provisto por Dios para defenderlos.
Esta historia nos enseña que en medio de todas las circunstancias en las que nos vemos amenazados, ya sea por crisis, riesgos, problemas y dificultades, podemos optar por tener visión de espías o visión ampliada. La visión corta que solo mira los hechos en el aquí y ahora queda limitada por la incomprensión, la frustración, el enojo y la desesperación en muchos casos.
Por el contrario, una visión ampliada puede ver sobre cada problema un trato y cuidado especial de Dios hacia nosotros y un propósito diferente y superador de la experiencia. Sabemos que al igual que el siervo del profeta nos sentimos vulnerables y débiles en medio de las amenazas de la vida; pero nuestra seguridad se apoya en sus promesas.
Pensamiento del día:
Si miras a los hombres puedes desilusionarte, si miras tus problemas amargarte; pero si miras a Dios podrás empoderarte.