“¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos!” Isaías 26:3
Nuestra mente es maravillosa e incomprensible a la vez.
Todo comienza por una neurona y se reproduce milimétricamente en millones de conexiones que dan sentido a lo que pensamos, hacemos y sentimos. Toda la información se transmite vía sinapsis impulsando todos los significados que nos ordenan casi sin que podamos percibirlo.
Esa transmisión de información nos impulsa o nos detiene en la vida. Todo lo que asociemos con lo bueno y placentero quedará en nuestras memorias al igual que lo que no lo fue tanto. Desde una sabrosa comida o un delicado aroma hasta el maltrato, el abandono y el dolor. Todo, absolutamente todo está allí guardado y listo para enlazar con nuestras experiencias en cualquier momento.
Si aprendemos que el mundo es un lugar seguro y confiable, seguramente nos abriremos sin mayor dificultad a brindar amor y a mostrarnos vulnerables, ya que podemos confiar y sentirnos seguros mas allá de lo que somos y hacemos. Por lo contrario, cuando nuestros pensamientos nos remontan hacia el dolor o el rechazo, puede que quizá confiar se torne en un trabajo “extra”.
Es algo así como un mapa de conexiones y relaciones cognitivas, emocionales y espirituales que nos favorecen o nos obstaculizan el desarrollo personal.
Dios nos proporcionó memoria y nos hizo seres racionales e inteligentes. Pero lo más alentador de su creación es que no nos hizo determinados, sino con posibilidades de cambio. Cuando le permitimos a Jesús trabajar por su Espíritu en nuestras vidas, su gracia y su amor son suficientes para dar nuevos sentidos y nuevos pensamientos.
Él puede crear en nosotros “nuevas conexiones”, las cuales parten de nuestra unión con Él. Al conocer a Jesús se pone en marcha un movimiento espiritual poderoso y transformador. Sus principios para la vida empiezan a ser también los nuestros y cambiamos enfocados en la verdad.
Esto nos da libertad y confianza. Cuando entendemos que podemos confiar en Dios, se genera también más confianza para la vida a pesar de cómo haya sido nuestra experiencia.
Pensamiento del día:
La libertad y la seguridad no se basan en quienes somos, sino en quien creemos.