“Cada cual examine su propia conducta; y, si tiene algo de qué presumir, que no se compare con nadie. Que cada uno cargue con su propia responsabilidad.” Gálatas 6:4-5
El canta autor argentino Juan Carlos Baglietto, en su magistral letra “Carta de un león a otro”, dice en uno de sus versos aludiendo al despotismo que reina en el corazón de cada hombre y aflora cuando este tiene una pizca de poder: Muchos humanos son importantes silla mediante, látigo en mano. Usando la analogía del domador y la fiera, el poeta protesta en contra de aquellos que hacen mal uso o abuso del poder y que se sienten alguien no siendo nadie. Esto no es nuevo. Siempre ha sido y seguirá siendo.
Ya el escritor bíblico declara: Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña (Gálatas 6:3). La autocracia y la opresión no forman parte del reino de Dios y su justicia, por tal motivo tampoco deberían existir en el diccionario de aquellos que esgrimen el estandarte de la religión de Jesús, el cristianismo.
Jesús dijo que, en su reino, el quiera ser grande debe hacerse el más pequeño, como un niño. Él nos dio el ejemplo al arrodillarse y lavar nuestros sucios pies. ¡Y eso que Él era el más grande!, era Dios mismo encarnado, pero estoy entre vosotros como el que sirve declaró con orgullo.
Hoy, servir a otros y lavarles los pies es sinónimo de bajeza, no de grandeza. Hoy, ayudar y ceder es de débiles, no de fuertes. Hoy, dejar que otro se vea superior a mí es perderme la oportunidad de escalar. Estamos al revés. En el reino de Dios es a la inversa. Puedes comprobarlo tú mismo.
Es un paso de fe. Yo lo sé. Y son justamente esos pasos los que te proyectan en la vida y te hacen trascender. Es confiar que Él te recompensará. Es confiar que Él te defenderá.
Es confiar que Él hará justicia porque dijo: Mía es la venganza. No grites, no impongas, no castigues, no vivas intentando controlar a las personas para que se haga “tu” voluntad. Todo aquel que así vive, acaba siendo domado por su propia dictadura.
Pensamiento del día:
Muchos humanos son importantes silla mediante, látigo en mano. (J.C.B.)