“Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.”1ª Corintios 13:13
Una de las historias de amor mitológicamente mas conocidas es la de Narciso y Eco. Narra Ovidio, en La metamorfosis, que la bella ninfa Liríope tuvo un hijo hermoso quien desde su nacimiento se convirtió en objeto de amor de todas las ninfas.
Preocupada por el destino de este niño, su madre preguntó al ciego Tiresias qué le aguardaba en el futuro. “Vivirá feliz mientras no se mire a sí mismo”, fue la respuesta del sabio.
El tiempo pasó y Narciso generaba más y más pasiones. Una de ellas, la más fuerte, fue la que despertó en Eco, una ninfa condenada a repetir las últimas palabras que escuchaba. Tal era su desgracia que no pudo conquistar el corazón de Narciso y dolorida por la ofensa dijo para sus adentros: “Ojalá que cuando él ame como yo lo amo, desespere como yo desespero”. Narciso había visto su rostro en el lago y a partir de ese momento quedó sentenciado a amarse solamente a sí mismo. Éste era el peor de sus castigos: “Desdichado yo que no puedo separarme de mí mismo”. Esta pasión lo fue consumiendo hasta que desesperado por tenerse se arrojó al agua y se ahogó.
Al poco tiempo una hermosa flor comenzó a brotar en esa orilla, la misma que hoy lleva su nombre: Narciso.
Esta tarea de amar no resulta cosa fácil ni simple de explicar. Hoy los celos, los sentimientos posesivos, la necesidad de controlar al otro sin permitirle ser feliz se confunden con el amor.
El amor es un elemento hermoso pero que conlleva límites. ¿Hasta dónde me entrego al otro? ¿Hasta dónde me preservo para mí? Porque cuanto más me ame a mí mismo, menos capacidad de amar a otro tendré, y cuanto más derive el amor hacia afuera, menos amor me quedará para cuidarme y valorarme. ¿Cuál es la medida del amor? Jesús fue exacto y preciso: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Todos los desbalances que hoy se viven, se originan por desequilibrio.
Ama a Dios y ama a los otros, y el resto de cosas serán consecuencia de este amor en plenitud.