“Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas”.
Salmo 119:27
Los aviones en sus rutas trans oceánicas, llegan en su curso al llamado “punto de no retorno”. Esto significa que en caso de que algún daño aconteciera u otra circunstancia grave, ya no tiene la opción de volver a su punto de partida porque ya no les queda suficiente combustible.
Necesariamente tienen que seguir adelante hasta el aeropuerto más cercano.
Hay ciertas decisiones en nuestra vida que nos dejan justamente en ese punto. Instantes de los que no hay vuelta atrás.
Pasos que nos atrevemos a dar quizá después de vacilar demasiado, simplemente porque sabemos que, desde el momento que los damos, saltamos a otro estado. No me refiero necesariamente a cosas malas o peligrosas. Puedes llegar también a estos mismos puntos en elecciones que cambien tu vida para bien.
Pero sea por lo bueno o por lo malo, lo importante es que necesitamos sabiduría para dar el próximo paso al entrar en esa “Zona de riesgo”. Todo este año habrás transitado por instancias así. Seguramente la elección de un nuevo trabajo o quizá dar fin a alguna relación.
Puede que quizá hayas tenido que luchar contra ti mismo y tu carácter o con pasiones que no has podido controlar. Nuestra voluntad se rige por emociones y pensamientos que no son tan simples de alinear.
Deseamos una cosa, pensamos otra y hacemos lo que podemos. Pero Dios, nos ayuda sin coartar nuestra libertad, para elegir con sabiduría.
Dice su Palabra que puede hacernos entender sus maravillas por medio de Su Palabra. Tres pasos hacia la sabiduría espiritual: Ora, anímate a hablar con el Padre. Dirige a Él tu causa con la confianza de que te oye porque conoce tu vida y sabe aún antes de que tu pidas cualquier cosa. Abre tu mirada espiritual. NO te cierres a la influencia de Dios en tu vida.
Conoce la Biblia. Su Palabra es luz que ilumina la oscuridad de tu mente para que veas aquello que aún no logras ver.
Pensamiento del día:
La última de las libertades humanas es la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino.