Aún no hemos descubierto el verdadero poder de nuestras mentes, mucho menos de nuestros espíritus. Dios nos ha creado tripartitos: Cuerpo, alma, espíritu. Aunque en realidad ese es el orden que nosotros hemos propuesto; pues en Su Palabra la escala de valores es totalmente a la inversa: espíritu, alma y cuerpo. (1° Tesalonicenses 5:23) Los científicos dicen que estamos usando apenas el 13% de nuestra capacidad mental y que la mayoría de las enfermedades y dolencias se originan en nuestras emociones enfermas más que en nuestros cuerpos. Los humanos fueron diseñados para vivir en el ámbito del espíritu y, a su vez, ese espíritu influenciado y gobernado por el Espíritu, (con mayúsculas), El Espíritu de Dios. Ahí se completa el cuadro: El Espíritu de Dios controlando nuestro espíritu humano, ese espíritu humano en paz controlando una mente sana, y mente sana… (Ya conoces el final del refrán). Alguien definió acertadamente al ser humano como un espíritu con cuerpo. Dijo André Maurois: «El poder del espíritu, sobre el cuerpo es increíble y muchas de nuestras dolencias son imaginadas. Hay personas que están enfermas, hay las que se creen enfermas y están las que se vuelven enfermas.» Los médicos lo saben, pero no quieren decirlo pues se quedarían sin trabajo, obvio. La industria farmacéutica factura trillones de euros por año en el viejo continente. ¿No será que estamos al revés? Intentamos mantener el equilibrio interior, la paz mental y la armonía de nuestras mentes tomando pastillas tranquilizantes, antidepresivos y sedantes para dormir (que no es lo mismo que descansar) ¡Qué ironía! El asunto es de adentro hacia afuera, no al inversa. El tiempo de reflexión en silencio, la meditación y la oración, el apartarse a lugares solitarios ha pasado de moda. Los seres humanos nos hemos transformado en “quehaceres humanos” y necesitamos estar metidos en cosas y más cosas, rodeados de ruidos y más ruidos. Intentamos así anestesiar nuestros problemas sólo para acabar otra vez en el consultorio o la farmacia. “Echa sobre mí tus cargas, que Yo te sustentaré”, te dice Dios en su Palabra. Deja ya esas soluciones cosméticas de tus problemas existenciales y permítele a Dios obrar en tu interior. Dejarás de usar “parches” y nacerás a una vida nueva, la vida del Espíritu, el Espíritu de Dios.
Pensamiento del día: “Hay personas que están enfermas, hay las que se creen enfermas y están las que se vuelven enfermas.» (André Maurois)