Muchas veces creemos que el éxito en la vida es alcanzar las metas propuestas. Desde chicos, consciente o inconscientemente, nos estimulan a ponernos metas y nos insinúan que, en la conquista de esos ideales, está encerrado el secreto para la victoria y la plena realización en la vida.

Por consiguiente, la ausencia de metas o la dificultad de concertarlas, es sinónimo de fracaso personal, con todo el bagaje de frustraciones y traumas que esto conlleva.

Así, desde muy pequeños, hemos escuchado la típica pregunta de nuestros mayores: “¿Qué vas a ser cuando seas grande?”…
Detrás de este interrogante, está escondida la propuesta de vida que nuestra sociedad impone respecto a la independencia del ser humano que no tiene en cuenta a Dios en sus planes a corto, mediano y mucho menos, a largo plazo.

¿Has escuchado a algún niño responder a este interrogante: “No sé, mi futuro está en las manos de Dios. A Él pregúntenle”? Yo tampoco.

Pero hay otra variante del tema: “Metas en la vida”, es la posición de aquel que dice: “Yo sé que mi vida depende de Dios y me esforzaré por cumplir metas que le agraden y conquistar logros para conseguir una mejor aceptación de Él.

Así, nos fijamos el rumbo, planificamos la vida y pretendemos ponerle un rótulo de santidad a aquellos emprendimientos que, aunque con buenas intenciones y fines altruistas, no cuentan, quizá con el aval de Dios. Tampoco aquí hay sabiduría ni es este el resumen de una vida piadosa según Dios.

Hasta que casi llegando a la etapa adulta y madura en nuestras vidas aprendemos que el verdadero éxito en la vida no consiste en alcanzar las metas que tengo para Dios, sino en alcanzar las metas que Él tiene para mí. Dice Efesios, capítulo 2, que Dios tiene buenas obras preparadas para que andemos en ellas desde antes de que creara el mundo.

En el descubrimiento y conquista de Sus metas para mí, se encierra el secreto de una vida piadosa.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

El verdadero éxito en la vida no consiste en alcanzar las metas que tengo para Dios, sino en alcanzar las metas que Él tiene para mí.