‘Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, me sentiré, más feliz. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto: ¡Descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón…Los ritos son necesarios». Extraído de: Rituales de El Principito (Antoine Saint de Exuperie)
Los ritos son necesarios, así concluye este fragmento tan famoso de un libro universal como lo es “El Principito”.
Es cierto que los rituales y los ritos cumplen una función subjetiva importante en la estructuración del mundo interno de las personas. Pero a veces, los ritos también pueden tendernos trampas peligrosas.
Por un lado, son aquellas conductas repetidas que se realizan por alguna razón que responde a una necesidad religiosa o social.
Las celebraciones de cumpleaños, los entierros, las misas y las procesiones, entre otras cosas, se asocian con esto.
Los rituales han acompañado al ser humano durante toda su existencia y lo seguirán haciendo. ¿Cuál es el riesgo o la trampa te preguntarás? El hecho es que lamentablemente muchas veces el rito reemplaza a la relación, a la reflexión y a la Fe.
Cuando de Dios se trata, no es la actividad religiosa lo que nos amplía la visión de Quién es Él, sino el contacto personal al que la fe nos invita.
La vida religiosa, fría, ritualista y mecánica no tiene nada que ver con ser cristiano. El Salmo que hoy nos convoca, fue escrito por David, un rey lleno de complicaciones, pero con una sed de Dios que lo llevaba a buscarlo profundamente e íntimamente.
Lo escribe mientras huía de su enemigo Saul, en un desierto. ¡Con razón hace alusión a la sed! Así como su sed física, también su sed espiritual necesitaba de la vida de Dios en él.
La vida puede tenderte la trampa de la actividad constante, repetida y sin sentido; pero Jesús tiende una red de posibilidades de encuentro que renuevan tu vida y satisfacen tu sed espiritual con propósito y significado.
Pensamiento del día:
Repite varias veces un acto y tendrás un ritual y religión. Encuentra una vez a Jesús y tendrás vida y relación.