Todos los días se paseaba con una cámara en su mano. A nadie llamaba la atención, puesto que era una cámara fabricada con desechos, cartones, latas de conserva, tubos de papel higiénico y otros.
Lo que la gente no sabía, es que ese sencillo intento de cámara no era para alimentar las alucinaciones de un loco, sino que realmente capturaba imágenes y mejor aún, más “vintage” que si hubiesen sido tratadas con Instagram, y por supuesto, a un costo muy por debajo de lo que a cada uno de nosotros se nos podría imaginar.
Ese loco vagabundo fue Miroslav Tichý nacido en 1926 y apasionado por el arte, fue opositor al régimen comunista. Debido a eso fue encarcelado varias veces, internado en psiquiátricos y castigado, hasta que decidió salirse del sistema y vivir en las calles. A partir de ahí y con sus cámaras fotográficas fabricadas con desechos y el aporte de su ingenio, Tichý cazó durante tres décadas la belleza más profunda de las mujeres del pueblo en la vida cotidiana. Hoy sus obras ya circularon por todo el mundo.
Algunas de sus fotos alcanzaron una cotización de entre 4.000 y 8.000 euros en el mercado. Falleció en 2011 sin dejar su estilo de vida en las calles.
Todos los seres humanos tienen un valor increíble. A veces menospreciamos a la gente por su apariencia. Catalogamos y rotulamos de “locos” a unos, o de “enfermos” a otros.
De sucios vagabundos o de linyeras (decimos en Argentina). Esquivamos o nos cruzamos de senda si alguien con mal aspecto se nos acerca.
Desprecio, discriminación e indiferencia es lo único que esta sociedad parece ofrecer a aquellos que por alguna razón “Salieron del sistema”, como Miroslav. Sin embargo, detrás de cada persona hay una historia. Detrás de los harapos hay “Alguien” que tiene un antes y un después.
Cometemos grandes errores cuando por prejuicio discriminamos o tildamos de inferiores a otros. En el reino de Dios todos somos iguales y todos necesitamos la Gracia y la Misericordia divina para ser salvos.
En su reino, los últimos son primeros, los pobres son bienaventurados y los que sirven, reyes.
Pensamiento del día:
“El prejuicio es hijo de la ignorancia”.