Te invito en estos primeros renglones de la Pausa de hoy a leer un párrafo del escritor Philip Yancey, en su libro: “¿Para qué sirve Dios?”
Dice así: “Me gustaría prometerles una larga vida libre de dolor; pero no puedo hacerlo. Dios no nos ha garantizado eso y ni siquiera a Jesús se le concedieron esos favores […] los sufrimientos de Jesús, nos muestran que el dolor viene a nosotros no como un castigo sino como un campo de prueba de fe que trasciende al dolor. En verdad el dolor redimido, me sorprende más que el dolor eliminado”.
Cuando leí estas palabras, pensé en tantos dolores y sufrimientos por los que distintas personas, en diferentes partes del mundo y diversas épocas padecen y padecieron. Las pruebas y las crisis nos sorprenden e irrumpen nuestra cotidianidad sin anestesia y sin aviso.
Solo suceden. Un día te presentas a tu trabajo y encuentras que estas despedido. Buscas el resultado de un chequeo de rutina para encontrar valores que indican que una enfermedad comenzó a hacer estragos en tu organismo.
Pensabas que tu matrimonio era “Hasta que la muerte los separe,” hasta que un mensaje de texto revela una infidelidad.
Un amigo que muere, un negocio que sale mal y un accidente que lo cambia todo. Así es el dolor, así es la tragedia y así quedamos atónitos sin saber para dónde correr y cómo seguir después “de”.
Los evangelios relatan un suceso en una familia muy cercana a Jesús. Puedes leer la historia en Juan capítulo 11. El varón de esta familia había muerto.
Ante la desesperación y el reclamo de sus hermanas hacia Jesús, (quien se suponía, debía haber llegado antes a la escena para evitar el dolor) reciben del Maestro las siguientes palabras: “¿No les he dicho que si creen verán la Gloria de Dios?”… Así nos dejó la enseñanza: En este mundo no podemos esquivar las circunstancias dolorosas. Nos llegan y nos habitan. Pero Dios está presente en el dolor.
Nos sostiene mientras tanto y nos permite atravesarlo hasta que podamos ver Su Gloria, aprender lo que tenemos que aprender y salir del mismo, transformados y seguros.
Pensamiento del día:
Aprender es siempre un regalo, incluso cuando el dolor sea a veces el Maestro.