Como todos sabemos existe un problema creciente en nuestra sociedad. Todos los sectores, y tal vez en especial en el de la juventud, están siendo atrapados por un laberinto moral de ideas contradictorias acerca de cómo deben vivir. Este laberinto moral está lleno de una amplia variedad de estilos de vida como el aborto, la eutanasia, el homosexualismo, el matrimonio de unión libre y el sexo prematrimonial. Además existen las decisiones cotidianas donde, por ejemplo, se ven empujados a hacer trampa en un examen o decir la verdad o no a las autoridades. Estas y otras tantas decisiones parecen ser cada día más difíciles de contrarrestar debido a la contaminación cultural que se ha formado en este laberinto de opiniones moralmente relativistas. Debemos ser factores de cambio que ayuden a nuestros semejantes a atravesar esta niebla cultural y navegar con un curso de acciones claro a través de este laberinto moral. Parecería una “Misión imposible” pero deja de serlo cuando contamos con el modelo claro del hombre culturalmente perfecto, moralmente íntegro y socialmente aceptable como lo fue el Señor Jesucristo en su paso por nuestro mundo. Sumado a esto, la clara luz que arroja la Palabra de Dios como manual de ética de vida nos ayuda a entender cómo tomar buenas decisiones morales. Pero todo este asunto de mantener coordenadas correctas en medio de una marea de opiniones y modelos disfuncionales será una utopía hasta que no quebremos nuestro orgullo y reconozcamos nuestra incapacidad ante la soberanía de Aquel que nos dio la vida. Este fenómeno socio cultural que presenciamos tuvo su origen. Fue en aquel Edén perdido, donde nuestra voluntaria decisión de separarnos de Dios dañó nuestro sistema de vida dependiente de nuestro Creador.
La única manera, entonces de volver a ese estado es volviendo a aquel Edén y encontrarnos con el Nuevo Adán: Cristo, el hombre perfecto. Así, dejando que su vida y su perfección nos posea, estaremos capacitados para navegar en medio del mar de la vida sin naufragar y llegar a buen puerto sano y salvo.
Pensamiento del día:
Jesús fue el hombre culturalmente perfecto, moralmente íntegro y socialmente aceptable.