La consulta de este día tiene que ver con el texto en Hebreos 3:14. Según este texto, ¿Se puede perder la salvación?
La salvación es una obra de Dios en la vida de una persona que por la fe recibe a Cristo como su Salvador, por tal motivo, una vez otorgada no puede ser quitada. La Biblia presenta una amplia evidencia a favor de esto, entre la cual, permítame citar, sin mayor comentario el texto que se encuentra en Romanos 8:38-39 donde dice: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Por lo que dice este texto, queda claro que no existe en absoluto, manera posible de que un creyente sea separado del amor de Dios. Partiendo de esta realidad fundamental, vamos a considerar el texto en Hebreos 3:14. Antes de analizar lo que dice este texto, permítame indicar lo siguiente: Este versículo es parte del segundo pasaje de advertencia de los seis pasajes de advertencia que se encuentran en el libro de Hebreos. Es una advertencia en contra de permitir que el corazón se endurezca por la incredulidad. Esto fue justamente lo que sucedió con Israel en el desierto, y puede también pasar hoy en día. Por eso es importante recibir a Cristo como Salvador, hoy, cuando el Señor está llamando, no sea que el corazón se endurezca por incredulidad y después sea demasiado tarde para venir a Cristo. Así se debe entender el significado del versículo anterior al que nos ocupa, Hebreos 3:13 donde dice: “antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.” Este es el preámbulo para el versículo que vamos a explicar. Se encuentra en Hebreos 3:14 donde dice: “Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio” Una vez más se nos recuerda que somos hechos participantes de Cristo, si retenemos firme hasta el fin nuestra confianza del principio. Versículos como este se mal interpretan para enseñar que una persona salva puede dejar de ser salva, si no retiene firme hasta el fin su confianza del principio. Sin embargo, esta interpretación no se ajusta de ninguna manera al abundante testimonio bíblico a favor de que la salvación es otorgada gratuitamente por la gracia de Dios, comprada por la sangre de Cristo, hecha realidad mediante la fe del hombre y evidenciada por sus buenas obras. La fe, cuando es verdadera o genuina siempre se manifiesta en permanencia. No es que tenemos que retener firme hasta el fin nuestra confianza del principio para ser salvos, sino que por cuanto ya somos salvos, retenemos firme hasta el fin nuestra confianza del principio. Es la prueba de que somos genuinamente salvos. La fe es la raíz de la salvación, el retener firme hasta el fin nuestra confianza del principio, es el fruto de la salvación. ¿Quiénes son hechos participantes de Cristo? La respuesta es: Los que por retener firme hasta el fin su confianza del principio, demuestran que realmente pertenecen a él. Así que, este texto no está diciendo que para ser salvo uno tiene que retener la fe hasta el final, sino que por ser salvo, uno retiene la fe hasta el final. La salvación no se pierde una vez que ha sido obtenida.