En el Nuevo Testamento encontramos varios textos que nos hablan del sello con el Espíritu Santo. Uno de estos textos es 2 Corintios 1:22 donde leemos: «El cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.» Para saber quién nos ha sellado, tenemos que mirar momentáneamente el versículo anterior. De este examen resulta obvio que quien nos sella es Dios. Somos sellados por Dios. Ahora veamos con qué somos sellados. Para esto vayamos a Efesios 1:13 donde dice: «En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de nuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.»
En este texto vemos que la acción de sellar es ejecutada por una persona distinta del Espíritu Santo. Ya hemos señalado que es Dios quien sella. Por eso el texto dice «fuisteis sellados» ¿Con qué fuimos sellados? Pues con el Espíritu Santo. Para entender mejor esto, a manera de ilustración, pensemos cuando decimos que algo ha sido sellado con lacre. Con esto queremos decir que la sustancia que se ha empleado para sellar es lacre y que alguien la ha usado con el fin de sellar. Cuando la Biblia declara que el creyente ha sido sellado con el Espíritu, lo que quiere decir es que el Espíritu Santo es la substancia con que se ha sellado y que Dios es la persona que lo ha hecho.
Ahora bien, ¿Quiénes son sellados con el Espíritu Santo? Pues todos y cada uno de los creyentes sin excepción alguna. A esta conclusión llegamos porque 2 Corintios 1:22 no menciona ninguna excepción, dando a entender que hubiera creyentes que no hubieran sido sellados por el Espíritu Santo. Además, no se encuentra en ninguna parte de la Biblia una exhortación dirigida a los creyentes en el sentido de buscar ser sellados con el Espíritu Santo. Por cuanto el ser sellados con el Espíritu Santo es una experiencia universal a todo creyente.
La pregunta ahora es: ¿Cuándo es sellado un creyente con el Espíritu Santo? Veamos nuevamente Efesios 1:13, allí dice que los que fueron sellados cumplían con dos requisitos fundamentales. Primero, oyeron la palabra de verdad o el evangelio de salvación y segundo, creyeron en ese evangelio. Como resultado de esto, fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Completando nuestra definición, entonces, concluimos que todo creyente es sellado por Dios con el Espíritu Santo el momento que ese creyente recibió a Cristo como su Salvador. ¿Qué es lo que significa el sello con el Espíritu Santo? El ser sellado con el Espíritu Santo garantiza seguridad.
¿Seguridad de qué? Primeramente, de que pertenecemos a Dios. Luego de que nuestra promesa de salvación es totalmente cierta, porque no hay poder superior al de Dios que pueda romper el sello; y Dios ha prometido no romperlo jamás. Finalmente, de que Dios va a cumplir con su propósito de darnos seguridad hasta el día de la redención. Lo que está sellado está seguro. Por tanto, el ser sellados lleva consigo la promesa y la garantía de seguridad eterna. De todo esto se desprende que es un grave error afirmar que alguien, aparte de Dios, tiene poder para sellar a un creyente con el Espíritu Santo. Menciono esto porque de tanto en tanto se oye de personas que se atribuyen el poder de sellar a creyentes con el Espíritu Santo. Quien así lo hace está cometiendo el grave pecado de suplantar a Dios.