La pregunta para el día de hoy es la siguiente. Según Romanos 10:4 el fin de la ley es Cristo para justicia a todo aquel que cree. ¿Significa esto que la ley no tiene ningún propósito en la actualidad?
No, de ninguna manera. Si bien es cierto que la justicia de Dios resulta de confiar en Cristo y recibirlo como Salvador, y no de cumplir con la ley que Dios dio a Israel por medio de Moisés, sin embargo, esto no significa que la ley no tiene ningún propósito hoy en día. La ley tuvo su propósito y hasta ahora tiene su propósito. Para demostrarlo permítame leer Romanos 3:19-20 “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Según este texto, es por medio de la ley el conocimiento del pecado. Esto significa que tanto en el pasado como hoy, la ley permite que el hombre reconozca cuan santo es Dios y cuan imposible es que el hombre pueda, por su propio esfuerzo, llegar a satisfacer a Dios para ser salvo. La ley es como una regla para medir la estatura espiritual para ser aceptado por Dios. Cuando la regla se aplica a todo ser humano, se encuentra que es imposible que haya alguien con la suficiente estatura espiritual como para poder ser salvo por sus propios méritos. Ante esta realidad, el hombre se debe ver forzado a reconocer que la única manera de ser aceptado por Dios es mediante la fe en Cristo Jesús, quien habiendo cumplido con la ley, sin embargo murió como si no hubiera cumplido con la ley, porque murió en lugar de todos los que estamos imposibilitados de cumplir con la ley.
Así que, hoy en día, la ley sirve para que los incrédulos tomen conciencia de la gravedad de su pecado, de la imposibilidad de cumplir con las demandas de Dios para ser salvos por su propio mérito y para que miren con los ojos de la fe a Cristo Jesús pagando la culpa de ellos cuando murió en la cruz. Cuando decimos que los creyentes ya no estamos bajo la ley, no estamos diciendo que la ley no sirve. Lo que estamos diciendo es que como creyentes ya no necesitamos someternos a la ley para ser salvos. Nuestra salvación no es por someternos a la ley sino por haber recibido por la fe a Cristo Jesús. Note lo que dice 1 Timoteo 1:8-10 “Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina,” Hoy en día la ley sigue siendo útil para demostrar al pecador que es imposible cumplir con las elevadas demandas de Dios para ser aceptados por él.
Este es el uso legítimo de la ley en la actualidad. La ley jamás fue dada para que alguien sea salvo por medio de cumplir con lo que ella dice, sino para que el pecador reconozca que no puede ser salvo por cumplir con la ley y esto le motive a confiar en Cristo como Salvador.