¿Qué significa lo que dice 2 Timoteo 3:16 cuando afirma que toda la Escritura es inspirada por Dios? ¿Por qué Romanos 10:4 parecería insinuar que una parte de la Escritura no sirve?
Gracias por su pregunta. 2 Timoteo 3:16 dice. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Lo que afirma este pasaje bíblico es que toda la Escritura, desde la primera palabra del libro de Génesis hasta la última palabra del libro de Apocalipsis, goza de una particular característica: La inspiración. Inspiración, es la divina intervención en los autores humanos de forma que, empleando la individual personalidad de cada uno de ellos. Compusieron y registraron sin errores la revelación de Dios al hombre en las palabras de los originales autógrafos.
Dios dirigió, pero no dictó el material. Dios utilizó autores humanos con sus propios estilos personales. No obstante, el producto, en los manuscritos originales, es sin ningún error. La inspiración entonces garantiza que el texto bíblico, en sus escritos originales, es exactamente lo que Dios quiso que sea, no sólo las ideas sino las mismas palabras utilizadas. Entre muchas implicaciones de este hecho, está naturalmente, el que la Biblia, además de no contener errores, tampoco puede contener contradicciones.
Ahora consideremos Romanos 10:4. Para tomar en cuenta el contexto, permítame leer desde el versículo 3. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
Lamentablemente Israel persistía en establecer la justicia que es por la ley, en vez de aceptar la justicia que es por la fe. A pesar que esta justicia, la que es por la fe, está al alcance de todos. Por eso es que Pablo dice que Israel, ignorando la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia no se ha sujetado a la justicia de Dios, porque el fin de la ley es Cristo.
Aunque la palabra griega que se ha traducido como “fin” puede significar “cumplimiento” o “terminación”. Sin embargo, cuando Pablo dice que el fin de la ley es Cristo, no se está diciendo a que la ley, una parte de la Escritura, no sirve.
A lo que Pablo se está refiriendo es a lo que dice la segunda parte de Romanos 10:4. Es decir, a que al creer en Cristo como Salvador se pone fin a la vana búsqueda de la justicia propia para salvarse, mediante la obediencia a la ley. Romanos 3:20-22. ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia.
Así que, cuando un incrédulo reconoce su pecado y reconoce lo que Cristo hizo por él al morir en la cruz del Calvario, y en consecuencia recibe a Cristo como Salvador personal, ha obtenido la justicia de Dios que es por la fe. Esto hace que ese hombre termine la estéril búsqueda de hallar la justicia por sus propios medios mediante la obediencia de la ley.