La pregunta del día tiene que ver con lo que se conoce como el texto masorético del Antiguo Testamento. ¿Qué es? ¿Cómo llegó a existir? ¿Es confiable?
Gracias por su pregunta. El texto masorético. ¿Qué es? Comencemos por señalar que en el primer siglo de la era cristiana existía el Antiguo Testamento hebreo compuesto de 39 libros. También existía el Antiguo Testamento en griego se componía de 54 libros, porque a los 39 libros se le había incluido 15 libros apócrifos. Los libros apócrifos, también llamados deuterocanónicos, son libros cuyos orígenes son desconocidos y por ese motivo no se incluyen dentro del canon de los 39 libros del Antiguo Testamento.
Por otro lado, los samaritanos tenían un Pentateuco que no coincidía con el Pentateuco de Jerusalén. Esta situación preocupó a los escribas piadosos y respetuosos de las Sagradas Escrituras Hebreas, y decidieron tomar algunas medidas con el fin de preservar de la mejor manera posible el texto Hebreo original del Antiguo Testamento. Esto les condujo a adoptar un texto, o un manuscrito, fijo, normativo y autorizado de los libros del Antiguo Testamento.
Es este manuscrito de todo el Antiguo Testamento en Hebreo que llegó a llamarse TEXTO MASORÉTICO. A los defensores o preservadores de aquel manuscrito se les comenzó a llamar masoretas. Los masoretas asumieron la responsabilidad de sacar copias de las Sagradas Escrituras del Antiguo Testamento y para evitar errores, contaban las palabras de cada libro, y después de copiar un libro, contaban las palabras de la copia, para estar seguros de que no habían omitido ni añadido palabra alguna a la copia. Hasta el día de hoy, el Texto Masorético se reconoce como el más fidedigno o digno de confianza de todos los manuscritos que existen del A.T.
Debemos agradecer a los masoretas por su piadoso celo por la preservación y pureza del texto original del Antiguo Testamento. Casiodoro de Reina tradujo los libros del Antiguo Testamento del Texto Masorético, el cual es la fuente más confiable que existe hasta el día de hoy en el mundo. En la primavera del 1948 se descubrió un tesoro de incalculable valor con relación a la Biblia. A doce kilómetros al Sur de Jericó, en la costa oeste del Mar Muerto, un pastor de cabras encontró en una cueva una serie de rollos manuscritos de casi todos los libros del Antiguo Testamento. En total se encontraron, en varias cuevas, 330 manuscritos. Cuarenta en lengua aramea. Unos cuantos en idioma griego y los restantes en hebreo. La mayor parte eran pergaminos, es decir que fueron escritos en piel, y los otros en papiro. Se encontraron allí:
14 copias del libro de Deuteronomio.
12 copias del libro de Isaías.
10 copias del libro de los Salmos.
8 copias del libro de Éxodo
7 copias de los Profetas Menores (que los hebreos agrupaban en un libro)
6 copias del libro de Génesis.
3 copias de los libros de: Samuel, Jeremías y de Daniel.
De los demás libros del A.T. se encontraron una o dos copias. Se asume que los mencionados manuscritos fueron colocados en los jarrones donde aparecieron alrededor del año 150 A.C. Así que tienen más de dos mil años. Una de las copias del libro de Isaías se encontró intacta o completa. Otros manuscritos se encuentran bastante deteriorados. Este descubrimiento ha puesto de manifiesto la fidelidad del Texto Masorético, así como la versión Reina-Valera.