¿A dónde van a vivir los salvos después del Juicio Final?
Asumo que cuando Ud. habla del juicio final, se está refiriendo a lo que se llama el Juicio del Gran Trono Blanco, porque ciertamente acontece al final de la historia de la humanidad en la presente tierra tal como la conocemos en la actualidad, antes de que Dios cree los cielos nuevos y la tierra nueva.
Apocalipsis 21:1 dice: «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.»
Lo que relata este texto cronológicamente ocurre inmediatamente después del Juicio del Gran Trono Blanco. La presente creación será deshecha por fuego, a fin de que sea purificada de todos los efectos del pecado.
Esto es lo que podemos apreciar en 2ª Pedro 3:10 que dice: «Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.»
A todo esto, los salvos que habiten la tierra en ese momento, cuando llegue el final del reino milenial, serán puestos por Dios a buen recaudo, conforme a la promesa de 1ª Pedro 3:13 que dice: «Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.»
Tenemos entonces, que los salvos del milenio, se unirán a los salvos del Antiguo Testamento, a los salvos de la iglesia y a los salvos de la tribulación en la morada de Dios o el cielo o la nueva Jerusalén. Pero note lo que sucede después.
Apocalipsis 21:2-3 dice: «Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos, y ellos serán sus pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.»
Lo que estamos contemplando es una fusión de los cielos nuevos y la tierra nueva con la nueva Jerusalén y el resultado de esa fusión es lo que se llama el estado eterno, que no es otra cosa sino el cielo, la morada de Dios. Todo este razonamiento para llegar a la conclusión que los salvos en la tierra durante el milenio, pasarán a morar en el cielo por la eternidad.