Soy creyente desde hace algunos años atrás. Lamentablemente, me aparté del Señor y durante ese tiempo cometí algunos pecados que me han traído serias consecuencias. Uno de esos pecados fue la fornicación con una muchacha incrédula. Como consecuencia de ello, la muchacha quedó embarazada y dio a luz un niño. Yo, como padre he asumido toda la responsabilidad por ese niño. Hace un par de años atrás me reconcilié con el Señor y he vuelto a sus caminos. No sé si es de Dios, pero me ha entrado un deseo profundo de casarme. He compartido esto con algunos hermanos en la fe y me han dicho que si quiero casarme debo hacerlo con la muchacha con quien tuve mi hijo hace varios años. ¿Qué piensa Usted?
Bueno, muchos pensamientos vienen a la mente. Antes de nada, lo serio que es apartarse del Señor siendo creyente. Dios puede perdonar cualquier pecado cometido durante este tiempo, siempre y cuando se lo confiese y se aparte del mismo, pero es imposible evitar las consecuencias del pecado.
Son como las cicatrices que quedan después que ha sanado una herida profunda. En su caso, la consecuencia de su pecado, es la criatura que vino al mundo como producto del embarazo no deseado de la muchacha con quien Usted cayó en fornicación.
Al decir esto, no estoy atentando contra la dignidad de esta criatura. La criatura es inocente y está muy bien que Usted haga todo lo que esté a su alcance para proveer para las necesidades de esta criatura y para prodigar el amor de padre que todo hijo necesita. Sé que aún así, su hijo no tendrá todo lo que le hace falta para crecer en disciplina y amonestación del Señor, porque le falta la estructura de una familia en la cual el padre y la madre se ocupan de la crianza de ese niño. Esto es otra consecuencia del pecado cometido.
Las consecuencias del pecado no afectan solo a los que cometen el pecado sino inclusive a personas inocentes del pecado cometido. ¿Qué culpa tiene su hijo para tener que crecer sin la presencia permanente de su padre y de su madre? ¿Qué tal si la madre del niño se casa con un hombre quien no puede tolerar al niño que ella tuvo de soltera? Ese pobre niño tendrá que vivir el permanente rechazo de su padrastro con serias consecuencias en su integridad espiritual, emocional y probablemente también física.
Espero que Usted clame al Señor en oración por el bienestar de su hijo. Aunque Usted no me lo ha dicho, yo me imagino que Usted habrá confesado al Señor su pecado. Si no lo ha hecho, debe hacerlo lo antes posible. Dígale al Señor que le ofendió gravemente por medio del pecado que cometió. No se auto justifique. No diga cosas como: Lo hice porque estaba débil espiritualmente, o lo hice porque ella me incitó, o lo hice porque me sentía solo, etc.
No busque alguien o algo para echar la culpa de lo que hizo. Simplemente hable con Dios aceptando toda la culpa de lo que hizo. Si le es posible y con la discreción del caso, confiese su pecado también a la muchacha con quien cometió fornicación. Pídale perdón por haber aprovechado de ella. No importa si ella estuvo también dispuesta a cometer el pecado. El hecho es que Usted aprovechó de ella, y le ofendió gravemente. Asegúrese que ella entienda que fue su culpa.
Bueno, gracias a Dios que Usted se ha reconciliado con el Señor y ahora está buscando agradar a Dios con su vida. Es en esta nueva etapa de su vida cuando Usted está pensando en casarse. Bueno, no hay nada de malo en eso. Sin embargo, si la voluntad del Señor es que Usted se case, Usted debe poner mucha atención al consejo de la palabra de Dios en cuanto a con quien debe casarse.
Si bien es cierto que en la Biblia Usted no va a encontrar el nombre de la mujer con quien debe casarse, sin embargo, la Biblia le provee de los requisitos que debe cumplir la mujer con quien Usted se case.
Estos requisitos son básicamente dos.
El primero, debe ser una mujer creyente. Note lo que dice 2ª Corintios 6:14 “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas?”
El mandamiento es claro. No os unáis en yugo desigual con los incrédulos. Usted es creyente y por tanto no debe enamorarse ni ponerse de novio, peor casarse con una mujer incrédula. Intentar hacerlo sería como pretender que la justicia se una con la injusticia, o como pretender que la luz se una con las tinieblas. Algo imposible desde todo punto de vista.
Yo asumo que la muchacha con quien Usted cayó en pecado de fornicación y con quien procreó un hijo, sigue siendo incrédula. Siendo así, esta muchacha no cumple con el requisito primordial para que sea su novia y más tarde su esposa. Si esta muchacha fuera creyente, sería distinto. Por ser creyente estaría en posibilidad de llegar a ser su esposa, siempre y cuando el Señor guíe en esa dirección por supuesto.
Yo no sé cuál es el razonamiento que han seguido las personas con quienes Usted ha hablado sobre esto, para afirmar que porque Usted tuvo un hijo con aquella muchacha sin estar casado con ella, Usted debe casarse con ella a pesar de ser incrédula. En las cosas del Señor no se arregla un pecado cometiendo otro pecado. Usted ya cometió el pecado de fornicación con esta muchacha incrédula, no cometa otro pecado sobre ese pecado al casarse en yugo desigual con ella.
El segundo requisito de la mujer con quien Usted debe casarse, es que además de ser creyente, debe ser madura en la fe. La Biblia enseña que la esposa es la ayuda idónea del esposo. Pero si Usted se casa con una mujer que aun siendo creyente, sin embargo no tiene ningún interés por las cosas espirituales, pues una mujer así en lugar de se ayuda idónea para Usted será un peso idóneo para Usted y su matrimonio pasará por momentos difíciles.
Conocidos los requisitos de la mujer con quien Usted debe casarse, es decir que sea creyente y que sea madura en la fe, Usted me dirá que existen muchas mujeres que Usted conoce y que cumplen con estos requisitos. Pues ahora viene su tarea para saber cual de esas candidatas es la elegida. No se guíe por lo que ve. Lo físico no es lo más importante. Lo físico es temporal y tiende a cambiar mucho con el paso del tiempo.
Es mejor que se deje guiar por el Espíritu Santo. No es cuestión de misticismo ni de oír voces o tener visiones o de que a alguien Dios le revele con quien Usted debe casarse. Es mas bien cuestión de que Usted cultive su comunión personal con Dios en el estudio de la palabra de Dios y la oración, es cuestión de que clame a Dios para que Dios ponga en su camino la mujer a quien Usted va a hacer feliz. Si Usted es fiel al Señor y espera confiado en la gracia de Dios, Dios mismo se encargará de poner en su camino la mujer que Dios quiere que sea su esposa.
Recuerde el dicho: Las cosas hechas en la voluntad de Dios y en el tiempo de Dios siempre contarán con la bendición de Dios.