Pensar en lo eterno, quizás no sea lo más común en el hombre. El menospreciar las bendiciones suele pasar por sólo pensar en satisfacer las necesidades del momento. Esto no sólo quiere decir en el aspecto sexual o emocional, sino también en todo lo que tiene que ver con esperar en lo que Dios te quiere dar; pero vemos en el medio, en lo que está al alcance y en el mundo la satisfacción momentánea o inmediata de aquello que nos da tranquilidad y no queremos atravesar por la espera de lo que Dios tiene en sus planes.
Satanás es tan astuto que a veces usa lo bueno para distraernos de lo que Dios quiere hacer en nosotros. Puede que la propuesta de algún ministerio sea el cumplimiento de tus sueños pero fíjate bien de que no te esté alejando del verdadero plan de Dios para tu vida.
La mejor manera de no correr este riesgo es poniéndote en contacto diario con tu Dios y que Él te muestre su camino. Detente a disfrutar unos minutos con Él antes de seguir; un café viene bien.