No puedo imaginarme esta conversación, de verdad.
Una y otra vez, Abraham le pregunta y pide que salve a las personas, y sigue negociando y negociando; pero el amor de Dios puede más que nuestras dudas, temores o severidad. Él dice: “no los destruiré por amor a los diez.”
¿Cuántas veces te has puesto a negociar con Dios? No me refiero a tratar de ganarle en una negociación, ni salirte con la tuya, sino a pedir y pedir más y pedir mucho más porque sabes que la gracia de Dios da para más.
Atrévete a pedir más, a rogar por una milla más, que Dios te dé un poco más de fuerzas, un poco más de valor o paciencia, que te dé un poco más de dinero porque no llegas a fin de mes.
Que te dé un poco más que sólo un minuto al día, no te detengas solamente porque el reloj tocó el timbre, sino que sigue un poco más y Dios te mostrará un poco más de su infinito amor.