Es raro, pero pocas veces vemos a personas que están en cierta posición de preferencia y que a pesar de eso hacen lo que deben hacer, dejando de ser parte del grupo soberbio que piensa que su posición les quita la responsabilidad del trabajo y esfuerzo.
La mayoría piensa que está fuera del promedio pero engrosan el grupo de los que se creen especiales y dejan de hacer algo extraordinario.
La humildad no es una cuestión económica, sino de carácter, de corazón.
Salum, siendo todo lo que era; y sus hijas, pudiendo decir: “no, es que yo soy mujer.” Restauraron su parte.
Qué gran ejemplo para mí, donde puedo dejar a un lado los escalafones y posiciones a un lado y hacer lo que Dios quiere, porque al final de cuentas, al final de tus días, qué importa lo que digan la gente, qué importa las posiciones si vamos a estar todos de rodillas ante Dios.
Humíllate hoy ante Dios y haz su obra, comparte con Él café de por medio y pon de tu parte.
¿Piensas que ciertos trabajos no son dignos de ti?
¿Te esfuerzas por hacer lo que Dios quiere?
Haz algo hoy que te saque de tu zona de confort.